domingo, 26 de julio de 2020

NO SABE, QUIÉN SABE.


No canta porque si el mirlo,
ni cae la lluvia por nada.
No llega la madrugada,
por azar o por nostalgia.
No brilla el Sol por capricho,
ni son las vidas tempranas,
por un mero sacrificio.
Todo gira y se conmueve,
por sentido y por sentirlo.

Todo emerge y se sumerge,
como el amor y el cariño.
La flor nace y se marchita,
para mostrar el camino.
Todo renace y fenece,
todo se expande y contrae,
como el corazón de un niño,
como burbuja en el aire.

No sabe el ave que es ave,
ni el viento sabe que es viento,
no conoce el fuego el tiempo,
ni son conscientes de serlo.
La voz no sabe que es voz,
porque solo es un sonido,
otra cosa es la palabra,
que nace de los sentidos.

Volver a los mismos pasos,
que grabados en granito,
en las mentes se quedaron,
para ser reconocidos.
Saber y reconocer,
cada paso que anduvimos,
con la impronta de las huellas,
impresas hito tras hito.

No sabe el tiempo de amores,
ni de penas ni de ritos,
implacable se desliza,
como un sibilante ofidio.
No sabe el verso que es verso,
sin sentirlo ni vivirlo.
La vida sabe que es vida,
porque nace del instinto.

Todo cambia, todo muta,
todo es vital y es extinto,
todo nace y se deshace,
cada matiz es distinto.
Todo se aleja y retorna,
pero con otro vestido.




Autor
Antonio Carlos Izaguerri.

No hay comentarios:

Publicar un comentario