Trae su bello rostro aroma de rosales
Y su cuerpo deja fragancia en los caminos
Como un vago olor de aromas amables
Envuelven mis pasos sus aromas divinos.
Pasan con sencillez hacia mis pinceles
Que dibujan con claridad su cuerpo florecido,
Que fluya la poesía sobre sus delicadas pieles
Que me tienen así de extremo enloquecido.
Y yo a través de ella, solamente pienso
En su virtud sencilla que mi corazón razona,
Me lleva a lo alto y me mantiene suspenso,
Sencillez que logra ganarse mi corona.
Viendo su encanto, bajo mi ventana tiemblo
De su infinita bondad su ternura me honra.
¡Oh dulzura de mieles! ¡Oh fe de mi templo!
¡Oh Espíritu sagrado mi alma te adora!
Como hombre que sabe de buenas mujeres
Prefiero vivir toda mi vida que me resta,
Hacerte poesías, llegar a todos los seres
Que sepan que eres mi aroma en la floresta.
Autor
Antonio Carlos Izaguerri.
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