Quisiera haber sido
galán de capa y de espada
y no de letras y tinta;
héroe de las damas,
con bigotes y buena pinta.
Haber tenido un corcel,
brioso, veloz, obediente,
noble y firme como mis dientes,
en vez de pluma y papel,
que muy poco entretiene.
Haber sido un don Juan,
un Tenorio y algo más;
mezcla de Cirano y Casanova,
un as con la espada en la mano
y un gran amante en la alcoba.
Haberme batido a duelo
con sable o con mosquete,
sin padrinos de por medio;
sirviendo después de consuelo
a las viudas en el sainete.
Haber gozado de la fama,
de guerrero y muy valiente;
haberlo demostrado en la cama
y en todo el continente,
con cuanta dama se puso al frente.
Haber peleado simultáneo,
con dos o tres bandidos,
famosos contemporáneos,
vencerlos y quedar extenuado,
cayendo a tus pies rendidos.
Haberme tejido una gran leyenda,
famoso y querido en todo el planeta,
inspirado canciones y bellos poemas,
pero nací en la década de los 60
y apenas me alcanzó para poeta.
Autor
Antonio Carlos Izaguerri.
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