En medio de grandiosas emociones
viví de cien mujeres sus pasiones.
Me dieron ilusiones enervantes
sus ojos de miradas rutilantes,
y fueron cual estrellas fulgurantes
colmando mis excesos desbordantes.
¡Brindaron los amores más candentes
con cuerpos escultóricos y ardientes!
Viví de cien mujeres sus pasiones
colmando mis excesos desbordantes
con cuerpos escultóricos y ardientes.
Envueltas en doseles de algodones
me daban fresca miel de sus pezones.
Llegaron estas damas deslumbrantes
igual que tiernas ninfas, insinuantes;
y dieron gran placer a mis instantes
con esa morbidez de las bacantes.
¡Traían en sus labios las simientes
que inspiran los delirios imponentes!
Me daban fresca miel de sus pezones
con esa morbidez de las bacantes
que inspiran los delirios imponentes.
Autor
Antonio Carlos Izaguerri.
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