miércoles, 9 de septiembre de 2020

LA LUNA.

Sobre un agua reposada,

tan brillante como llena,

desde el cielo tan serena

fulgura desvergonzada

entre crecida y menguada.

La imagen de una impostora,

oscilante en la laguna

por una ola inoportuna,

que se derrama y que llora

en su afán de aduladora.

 

Virginal e iluminada,

radiante como patena,

en la noche de verbena

sobre ese mar acostada

donde se ve reflejada.

A veces provocadora,

casi siempre seductora,

rodeada por fortuna

de las canciones de cuna,

de una estrella soñadora.

 

En la noche plateada,

cepillando su melena

luce una bella sirena,

por esa luz cincelada

que la tamiza cual hada.

Esperando aquella aurora,

a la hora desgarradora,

en que grabada en la runa

se oculte por fin la luna,

se esconda su protectora.

 

 

 

 

Autor

Antonio Carlos Izaguerri.

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