viernes, 11 de septiembre de 2020

¿POR QUÉ HUYES MUJER?

Por qué huyes mujer, y te alejas eludiendo mi presencia

Te volviste indiferente, clavándome el puñal de tu sentencia

Perdóname mis atrevimientos y la cultura de mis imprudencias

No volveré a mis andanzas y seré del alcohol, la abstinencia

No seré capaz de soportar los amores y las pasiones de tu ausencia

Las paredes se caen solas y el jardín sin flores se marchitan, eludiendo tus advertencias

 

Por qué te escabullas mujer, y en silencio te escondes y me abandonas

Si yo lo que quiero es bajarte la luna y de sus rayos te ilusionas

Ser tu lucero que siempre te acompañes y el que tú siempre ambicionas

Quiero que seas mi volcán y en mi boca tu lava hirviente erupcionas

Quiero que seas mis cartas, mis naipes, mi ajedrez y mi reina juguetona

Quiero que seas mi temblor, que tu corazón con pasión aprisionas

Quiero que alejes a todas mis pretendientes, que por las ventanas se vuelven chismosas y mironas

 

Por qué me evitas mujer, y en las tinieblas de la oscuridad tiende a desaparecer

Por qué tus rayos y centellas me fulminan y calcinan al amanecer

Por qué no te dejas amar y querer y con una orquídea colombiana, te dejas sorprender

Por qué mujer, dejas que mis lágrimas se vuelvan ríos sin comprender

Por qué permites que mis ojos se cierren y mi pabilo se apague al encender

Por qué me castigas con mi sufrimiento, haciéndome estremecer

Por qué eres así mujer, si yo te amo hasta que mis fuerzas se apaguen al anochecer

 

Por qué te marchaste sin avisarme, sin adioses, ni despedidas

Si tú eras la mujer, la amante, la querida, de todas mi única preferida

Si tú eras mi jardín florecido, de pétalos de colores revestida

Si tú eras mi licor, mi aguardiente, mi bebida predilecta, de atardeceres y amanecidas

Si tú eras mis risas, mis carcajadas, de cuentos y anécdotas perseguidas

Si tú eras mis amores, de mis experiencias vividas

 

Ya no huyas más mujer, te lo pido desde de mi espíritu y corazón profundo

Mis fuerzas y energías se agotaron, voy por la vida maltrecho y vagabundo

Te amé, te rogué, te acaricié, te adoré y con tu ingratitud, me enterraste sin días, sin horas, ni segundos

Se me ha ido la vida persiguiéndote y ya estoy cansado, ojeroso y moribundo

No valió la pena, si huiste y mi alma voló por los vericuetos del infinito desconocido.

 

 

 

 

Autor

Antonio Carlos Izaguerri.

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