Cómo te confieso que se muere el amor,
cómo te hago saber, que todo lo
que haces y dices funciona,
tus desprecios y tus groserías
cada vez duelen menos.
Esa manera de mandar todo ala
basura, ya no me asusta.
Tus pasos huecos retumban en
mis oídos,
¡No!
ya no aceleran mi corazón por esperarte,
mientes cuando dices que me amas
mientes cuando tu cuerpo rosa
mi piel, mas yo aprendí de ti
a mentir también.
te has cansado de gritarme que
soy la única que debe esperar,
Soy la menos importante en tu círculo de
personas importantes.
Felicidades, tu afán por acabar
con este amor, está funcionando
no, no lo digo para que te arrepientas y lo
intentes de nuevo.
Solo quiero que sepas, que estas
matando al amor, y sé muy bien
que para ti es fácil remplazar una
persona por otra,
Pero alguien que te amé más que
a su vida, no llega a cada momento
pero creo eso también lo sabes.
Se muere el amor,
y no sé cómo decirte que cada vez
me importa menos,
se muere el amor, pues tú ya has olvidado,
aquellas primaveras, aquellos dos enamorados
que viendo la luna, una y otra vez sonreían,
¿qué era la traición?, no lo sabían,
mas a ti, eso te importó poco,
ahora estoy aquí, ciego y loco
buscando las maneras en poder olvidarte,
nuestro amor muere, sí, poco a poco
mi alma llora, solo piensa en amarte.
Miro la luna, pienso en ti, en tu mirada,
como te veía, como te soñaba
nuestro amor se desangra en un ardiente fuego
que calcina
¿no ves mi alma pálida ya sin vida?
nuestro amor muere, sí, muere poco a poco.
Se muere de amor y tiembla su vida,
aísla la noche el amor tirita,
las calles vacías sin su chispita,
que estremecía su piel y hoy sueña su fibra..
Se muere de amor y su cuerpo palpita,
se toca el ayer con su leve sonrisa, apenas
recuerda su voz está la herida,
y brota la sangre que hundió en su vida.
Se muere el amor con cupido a la vista, no
escapa al horror de aquella despedida,
Se sienta al pensar todo lo que había,
recuenta sus besos y parece viva,
no sabe si es ella que marchita,
se muere de sed, de hambre o de prisa,
sucede que es la que cambió su vida,
un año después no la necesita.
Autor
Antonio Carlos Izaguerri.
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