Si un abrazo ardiente me llegara
y otro más de mis brazos él pidiera,
nada más de la vida yo quisiera,
nada más de este mundo deseara.
Un abrazo de amor que me apretara,
y un te quiero de paz en el silencio,
abrazo de olas y de mar yo diligencio
y un verso en flor que me adorara.
Y si por fin en el camino lo lograra,
sosegaría el deseo que me altera;
¡qué feliz si abrazarlo yo pudiera!,
¡qué feliz si sus brazos yo alcanzara!
Alargaría la existencia que abarcara
tu vida y mi vida en una sola,
sembraría mil flores en el aire que acrisola
y al astro rey le pediría te abrigara.
Y a la postre entregaría mi corazón,
si al final yo tuviera esa fortuna,
y bajo la tibia luz que da la luna
entrelazaría mis brazos con pasión.
Un abrazo de sus brazos es mi obsesión,
no quiero para mí riqueza alguna,
ni un suspiro
de otra boca inoportuna,
solo un abrazo, aunque pierda la razón.
Autor
Antonio Carlos Izaguerri.
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