martes, 9 de febrero de 2021

AMORES EN EL BAÚL.

Con la vida en la mochila,

plena de errores y aciertos,

va camino del destierro,

los pasos se difuminan,

y en un alarde de ensueño,

camina, siempre camina,

creyendo su andar eterno,

un final como en un sueño.

 

Lejos se vislumbra el día,

que son los grises los dueños,

transitando entre la umbría,

de los oscuros recuerdos,

repletos van los caminos,

de atajos y vericuetos,

y la sombra se desliza,

buscando el día con denuedo.

 

Niñez de juegos y risas,

de aprendizajes creciendo,

vienen y van los sollozos,

caprichos y algarabías,

brilla en los ojos la vida,

mientras se estiran los huesos,

y entre mocos y alborozos,

no es la ternura un antojo.

 

Lleno el baúl de reliquias,

objetos que evocan sueños,

realidades que palpitan,

en los tapices del polvo,

juegos de infancia queridos,

restos pintados de moho,

ropajes de carnaval,

disfraces de héroes y osos.

 

Viva, la nostalgia anida,

que sin permiso renace,

como un rescoldo que yace,

y en un soplo se reaviva.

Recuerdos en el zurrón,

ahíto de viejas cuitas,

que acompañan en el viaje,

pesadamente gravitan.

                                       

Recuerdos del temporal,

de exaltación y diatribas,

de gozos en el morral,

que perduran de por vida,

siempre ágiles al caminar,

de vitalidad y prisas.

Amor que llega y se va,

carcajadas que cautivan.

 

La vida sobre los hombros,

que pesa más cada día,

e ilusiones que en el viento,

viajan buscando la cita,

volviendo a la realidad,

cuando el calor torna en hielo,

el sueño aplaca y suaviza,

sino torna en pesadilla.

 

Amores en el desván,

imágenes siempre vivas,

que entre las sombras discuten,

que en el polvo se maquillan.

 

 

 

 

Autor

Antonio Carlos Izaguerri 

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