lunes, 8 de febrero de 2021

MÁGICO EN LA PAZ Y EN LA TORMENTA.

Amores van sonando cada día,

envueltos en la magia de su canto,

el son de su cantar es melodía,

igual que su canción eleva el ánimo.

Sus acentos no son la mercancía,

que se cambie sin más por el dinero,

que en la cálida caricia de su aliento,

tan solo es canjeable en armonía.

 

Amores en la espina y en los pétalos,

en la carne de su suave terciopelo,

es el esbelto tallo que se yergue,

en el reflejo cristalino de su espejo.

Los ojos enroscados en su aureola,

seduciendo al verse en sus colores,

la veraz hermosura hasta en sus formas,

o sean plantas carnívoras que devoran.

 

En las carnes y en el ánimo se inyectan,

los amores de pasada que transitan,

como alma atormentada así levita,

impregnando de pasión como una estela,

una estela de placeres y de olores,

inmersa en los efluvios de sus venas.

Un coro de famélicos temores,

hollando cada paso que se aleja.

 

Amores que flotando se marcharon,

entre las nubes de una vida intensa,

dejando entretejidas en las manos,

el espíritu vital de sus esencias.

Se quedaron prendidos en los ojos,

en recuerdos bordados de guedejas,

desprendidos de sus bellas cabelleras,

de la piel de la armadura que se quiebra.

 

En sus miradas sucumbieron y lloraron,

tibias lágrimas que en los ojos se recuerdan,

cicatrices que quedaron en los órganos,

que palpitan en la sangre y en las venas.

Corazones desprendidos de sus pálpitos,

soñadores en sus lóbregas cavernas,

verdes fueron y transparente fueran,

más en espejos, al fin se convirtieran.

 

Amores de hojalata o de madera,

de carne de pasión y de tormentas,

amor sin compasión en las mareas,

donde airados al corazón atentan,

o en la suaves travesías de ese lago,

de tranquilas aguas que te mesan.

En la mar de los amores ya navegan,

en las velas de las risas y las penas.

 

 

 

 

Autor

Antonio Carlos Izaguerri

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