miércoles, 10 de febrero de 2021

UN ÁTOMO, UN MUNDO ENTERO.

Un maremoto,

en un dedal de agua,

estruendosa catarata,

de lágrimas en los ojos,

de un microbio una gran plaga,

ventisca de un solo soplo,

un huracán de agua y viento,

en un aguacero solo.

 

La voz,

como un luengo trueno,

que brama de horror y gozo,

de ideas un terremoto,

en la corriente de un pozo.

Una cascada de besos,

en un beso intenso y corto,

y en un suspiro tan solo,

un aliento del dios Eolo.

 

Si el destino adivinara,

ajustaría los antojos,

correría mil peligros,

más laxo sería el andar,

más gozaría del reposo,

y en las artes del amar,

sería más meticuloso.

Iría más lento o más rápido,

dependiendo del amar.

 

Tromba de agua,

en un reducido vaso,

torrente en un parpadeo,

un berrinche en un solo ojo,

de una lágrima un manantial,

de una mirada, un sollozo.

De una tos un terremoto,

de una risa un carnaval.

 

De un pálpito un mar de fondo,

y de tan solo un enojo,

el bramido de un volcán.

De una letra una pasión,

un verso como un ciclón,

y en el vórtice de todo,

un amor que abarque todo,

un ciclópeo corazón.

 

Un mundo en solo un jarrón,

y un universo en un bote,

toda una orquesta en un solo,

y en solo un dedo el amor,

en todo el inmenso espacio.

Y así, en tan solo una mirada,

amar la vida , que no es poco.

 

 

 

 

Autor

Antonio Carlos Izaguerri 

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