domingo, 16 de enero de 2022

EN LA DUDA, LA PALABRA CALLA.

Hice callar la pasión para no inquietar las distancias,

pero mi voz interior, en el silencio de la alcoba,

le busca y la encuentra desnuda de miedos y dudas.

 

Me miras con tus ojos de miel, ansiedad y ternura

y conviertes el silencio en el crepitar de las llamas,

entre ellas, su piel aterciopelada desnuda me llama.

 

Le pusiste sonido a mis deseos y a mis manos alas,

plumas que surcaron por tu cuerpo de seda y olas,

como nave por la inmensidad de una mar ondulada.

 

Ven a mi puerto, me dijeron sus manos alargadas

y sus piernas torneadas, y mis deseos fueron velas

desplegadas con el rugir de mi pasión contenida.

 

En ese silencio donde las miradas de pasión hablan,

entre las cálidas sábanas, dos cuerpos se solazaban,

se esparcían entre ellos como raíces de la higuera.

 

Brotaron las voces de la tierra con besos abonada,

se desbordaron todos los ríos, la lluvia se deslizaba

por colinas y ensenadas, fueron testigos las llamas.

 

Amor, dame tus labios abiertos, los míos te llaman,

deja que mis manos acaricien tus pechos de seda,

hazme sentir el rugir de tu pasión por mis espaldas.

 

En la duda, las palabras no callan, se preguntan:

Amor, cuánto me amas, y sin hablar, te atrapa

la miel de sus ojos y la fresa de sus labios grana.

 

La noche llega con deseos del cuerpo, se cierran mis ojos si duermo y mi pasión crece... y despierta en un sueño:

 

-Amor, dame tus labios abiertos que quiero llegar al centro de tu mundo

-Entra, amor ... no te demores un segundo.

Y mi pasión se abre camino entre velos de seda y el almíbar de su colmena.

-No pares, chiquilla... dedos arañan mis espaldas y se multiplican mis deseos por ella.

 

 

 

 

Autor

Antonio Carlos Izaguerri 

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