Ama el rico la riqueza,
que el sudor de otro le da,
creyéndose que es el amo,
de cualquier naturaleza,
más no sabe el gran señor,
que sin los otros no medra,
y su hacienda crecerá,
con la sangre que la riega,
de quienes están detrás.
Amar sin pedir prebendas,
ni regalos ni favores,
amar en la libertad,
sin intentar poseer,
a quienes tu amor aceptan,
vivir generosamente,
y corazones y mentes,
entregar sin condiciones.
Bebe el sueño de los hechos,
y el amor de los anhelos,
el patrono del obrero,
y de la madre el nacido,
del sudor liban los huertos,
del corazón el latido,
y de la idea el cerebro,
la vida del ser auténtico.
Pensando labré la tierra,
hollada por mis andanzas,
y en cada andar la esperanza,
puso su grano de arena,
caminé cruzando océanos,
con el canto de sirenas,
acariciando mi oído,
y así, seguí caminando.
Ama la estrofa a la rima,
que le da música al verso,
generoso es el poeta,
que solo pide respeto,
del alma bebe el asceta,
del saber el intelecto,
y el avaro del dinero,
cada cual calma su sed.
Palabras en el papel,
grabadas con el cincel,
del sentimiento que aflora,
el amor a flor de piel,
y en el ansia de saber,
lo que se vive y se añora,
despreciando el oropel,
que se oculta entre las sombras.
Autor
Antonio Carlos Izaguerri
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