Ayer contemplaba, pensativo y taciturno
A la compañera de gran parte de mi vida
Era como
dulce reflejo, en cielo nocturno
Que se proyectaba en una pantalla vacía.
Miraba, las arrugas del inclemente tiempo
Que fue poblando de nieves los cabellos
Y marchitando la piel, con un caminar lento
Es como si todo se reduce al solo pensamiento.
Pasaron los años, sin que nos diéramos cuenta
Nos llegó el otoño, como verano sin primavera
Las hojas se van cayendo, testificando su
senda
Dejando en el camino la marca de indeleble huella
Cuantas veces, miramos la vida con tímido
desdén
Soslayando la hermosura de sus enseñanzas
Cuantas veces, fuimos sorprendidos en medido
vaivén
Con dulces melodías de compasivas esperanzas
Tantas historias, tantas recordadas vivencias
Que juntos hemos transitados en los caminos
Hoy son el patrimonio de nuestra experiencia
Y el cumulo inefable de nuestro bello destino.
Autor
Antonio Carlos Izaguerri.
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