Quiero encontrarte cuando te sientes perdida,
y ofrecerte otro mar en el cual navegues,
arrullarte agitando a las olas de tu cama,
hacerte sentir conmigo tan envuelta,
si tus ratos son timoratos que cesen
y así extiendas el deseo de corresponderme...
Quiero cercenar bruscamente los reconcomios
de tus horas, las que siendo macilentas te
hostigan
y ser elocuente en el silencio expresando mi
cariño;
ser tu calma, en el furor de una erupción
y viajar juntos al cielo que luminosamente nos
aguarda,
para opacar al estruendo del orbe con el calor
de un grito, de nuestro grito,
cuando nos amemos con delicadeza.
Autor
Antonio Carlos Izaguerri.
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