Que son condenados.
De sufrir cada anochecer.
Pienso cuánto parece de nosotros, que estamos separados
en el viento susurran que se aman con la fuerza.
Así como nos amamos tú y yo.
Pero las tormentas los atraviesan sin vergüenza,
como el destino lo hizo con nosotros cuando nos separó.
Las nubes blancas les hacen cama,
pero la oscuridad maligna los separa en su camino,
por lo que cada noche el atardecer es triste por su querida amada,
igual como sufrimos contigo.
Y sin esperanza, tú y yo estamos condenados,
como el amanecer y el atardecer, aquí bajo el cielo,
igual que ellos, tenemos que vivir separados,
aunque me quieres y yo te quiero!
Autor
Antonio Carlos Izaguerri
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