cada vez se hace mas difícil respirarlo,
mi pecho lucha en cada bocanada,
resistiéndose a que este sea su último aliento.
¿Qué he hecho yo, para merecer esto ?
Cada día me siento más aislada,
pero la soledad no me vacuna
contra la ira de los celos,
cualquier excusa le sirve para desatar el infierno.
¿Qué he hecho yo, para merecer esto ?
La vergüenza consume mis entrañas,
el rastro cardeno de su inquina
tatúa toda mi geografía,
la misma que luego es obligada
a soportar la humillación de sus caricias.
¿Qué he hecho yo, para merecer esto ?
El dolor ya no me visita,
ha trasladado su domicilio habitual a mi mente,
el miedo, ya no es recurrente,
ha sustituido a mi sangre
y circula por mis venas constantemente.
¿Qué he hecho yo ?...
Amar, sin importarme nada,
entregarme sin condiciones,
sentirme por sus celos halagada,
mostrarme sumisa e indefensa,
confundir la posesión con ser amada,
ahogar mis quejas para evitar que se enfadara,
excusar públicamente sus amenazas
y creer en el arrepentimiento que después mostraba.
Y ahora, solo me resta seguir callando...
callar y sufrir en secreto,
callar para evitar la compasión de otras miradas,
callar, solo callar
y morir, como mueren las mártires,
apaleadas y en silencio.
Autor
Antonio Carlos Izaguerri
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