Noches sin luna,
un cielo sin estrellas
que me entrego
un augurio anunciado.
Desde que te has alejado
en este bosque oscuro
no tengo consuelo
y me he perdido.
Este dolor que me concierne
a anhelar tu miel
y embriagarme en tu querer
se ha ido y no volverá.
Ojos de luna,
sutiles caricias,
un amor incierto que tortura
cavo mi tumba.
Sin tu amor
he perecido en el frio suelo
esperando morir en la suave tierra
Y que el tiempo se lleve esta pena.
Doncellez que de mí se alejaba
cuando tus labios sedientos
con mis pechos se encontraban
y nos rendíamos ante la indecencia.
Completa me sentía
cuando en tus brazos cedía
entre besos y caricias
sobre la luz de la luna.
Ahora te has marchado
dejándome sedienta
anhelando tus aguas
en esta terrible sequía.
Autor
Antonio Carlos Izaguerri
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