Te quiero pedir algo que nace de lo más profundo de mi ser.
No es un simple favor, es un anhelo que me consume.
¿Sería posible que me vendas un beso tuyo?
Uno solo, que guarde en mi memoria como un tesoro invaluable.
Pagaría lo que fuera por sentir tus labios sobre los míos,
aunque sea por un instante fugaz.
¿Y qué hay de tu mirada?
Esa que me hace perder el aliento y acelera mi corazón.
¿Podrías venderme por un momento? Me perdería en la profundidad de tus ojos,
en el brillo que solo tú posees.
Ansiaría poder comprar uno de tus abrazos.
Sentir tus brazos rodeándome, tu calor envolviéndome,
tu aroma impregnando mi piel.
Daría cualquier cosa por ese refugio que solo tú puedes brindar.
Estoy dispuesto a pagar por cada uno de estos gestos,
por cada muestra de tu afecto.
No me importa el precio,
porque lo que tú me das no tiene comparación.
Te pagaré cada día con mi amor incondicional,
con mi devoción inquebrantable.
Te daré mi tiempo, mi atención, mi presencia constante.
Te entregaré todo de mí, sin reservas ni limitaciones.
No moriré por ti, porque eso sería un final.
En cambio, te prometo vivir por ti cada día,
hacer de mi vida un homenaje a nuestro amor.
Que tu corazón encuentre la paz que tanto anhela,
que tus días se llenen de gozo y felicidad. En la tormenta,
seré tu refugio, tu ancla en medio del caos.
En el invierno, te abrazaré más fuerte para que nunca sientas frío.
Quiero que sepas que mi amor por ti es infinito,
que mi deseo es hacerte feliz y estar a tu lado siempre.
Estoy dispuesto a pagar por el momento junto a ti.
Autor
Antonio Carlos Izaguerri
No hay comentarios:
Publicar un comentario