Cuando solo respiras, tan solo eso
y veo los ojos fijados en no sé qué horizonte
quiero ser tan solo eso, el aire que exhalas
ser el paisaje ausente de tu mirada
la sal, de solo una de tus lágrimas
que río abajo se despeñan.
No soporto más el universo, a mis espaldas.
que como mínima fracción de dolor
me reclama la ausencia
del aliento tibio que respiras.
El recuerdo de los besos
como olas de rompiente
estallando en mi boca
tan solo eso, vale…
el que recuerde, que el amor
sea como los pájaros, que visitan
mi jardín.
Ven, tráeme las caricias
como las olas trae el mar
confúndeme, entre los besos
no me dejes pensar
inúndame de palabras buenas.
Luego, cuando las palabras
se escondan en la oscuridad
y los besos, se sequen de puro sol
déjame solo
al borde de esta incógnita
que me gana sin luchar
que ya está dentro de mí
haciendo un universo nuevo.
Autor
Antonio Carlos Izaguerri.