Me enamoré de unos ojos
de mirada triste
de sueños rotos.
Me enamoré de una ilusión
que llenó mi vida
de loca pasión.
Me enamoré de unos labios
cuyos besos
me embriagaban.
Me enamoré de un alma
que a la mía
llenaba.
Me enamoré de sueños
de tiernas
caricias.
Me enamoré de una sonrisa
que me dejó
obnubilado.
Me enamoré de una piel
dulce, suave
como la miel.
Me enamoré de unos brazos
que me tenían
siempre en su regazo.
Me enamoré de tí mujer
aunque junto a mí
jamás te podré tener.
Y por más que hoy toque sufrir
te amaré por siempre
te amaré hasta morir.
Autor
Antonio carlos Izaguerri.
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