miércoles, 22 de julio de 2020

MI LUNA BELLA.


Como quisiera que fueras tú la luna
bella y llegaras por las noche a
darme calor de amor, si yo pudiera
tener esa dicha de acariciar toda
tu piel y susurrándote al oído que
te amo mucho, amaneciera inspirado
escribiendo versos románticos a tu
dulzura porque tú eres como el cielo
azul de encanto en todo su esplendor,
como quisiera que usted sea la dueña
de mi corazón enamorado que en ti
siento esa pasión por usted mujer.

Oh mi bella y querida luna,
como me gusta verte tan linda,
colgadita y quieta en el cielo
junto a todos los luceros,
eres mi musa favorita,
preciso verte, pera decirte
que de ti necesito el consuelo,
y sentir siempre tus bellos reflejos
en el firmamento.

Y si alguna romántica y loca
hubiera de estar en la luna
esa sería yo,
con mi alma abierta a su lado
dándole conversación,
le diría de su efluvio, de su magia
que desprende en mí,
cuando desde la tierra
la contemplo
y empieza mi corazón a latir.

De la luna enamorados
viven todos los poetas,
los novios embelesados
sus cosas intimas cuentan
y hasta le hacen preguntas
que nunca tienen respuestas,
la observo todas las noches
me gusta más si está llena,
no solo por su tamaño
si no por su gran belleza
por ella muchos suspiran
y hasta pierden la cabeza.

Si sacralizas a la luna
También será desacralizada
Y junto a ella, el cielo también
Por suerte alguien la regalo
Y alguien así la recibe
En ambos corazones
La luna pernoctar
El de Julieta y Romeo

De la luna enamorados
viven todos los poetas,
los novios embelesados
sus cosas intimas cuentan
y hasta le hacen preguntas
que nunca tienen respuestas,
la observo todas las noches
me gusta más si está llena,
no solo por su tamaño
si no por su gran belleza
por ella muchos suspiran
y hasta pierden la cabeza.

Mi luna bella que estás en el cielo,
iluminando mis noches, llena de consuelo
dulce amiga mía allí estas
cuando más te necesito,
mi luna te ves más bella
en esta noche llena de estrellas.

Mi luna bella
Solo eres tú,
Luz argentina
En concha azul;
Plena de estrellas,
Llenas mis noches
De tu ternura,
Tu aroma a flores;
Llegas silente,
Después te vas;
Mucho te quiero
Dama ideal;
Alma de mi alma,
Mi corazón.
Ya no te alejes
Vuélvete sol;
Juntos forjemos
Un bello hogar
Yo te querré
Cada vez más,

Como quisiera que tú fueras mi luna,
la cual en las noches apasionadas
hacíamos de nuestro cuerpo una hoguera
donde a al llegar el alba todo era social sosiego,
yo esperaba de nuevo a ti,
ni tú llegada cómo luna llena acariciaba toda
y como luna creciente
solamente sólo mi ser
qué bellos encuentros en la noche
donde sólo tú alumbras todo para mí.

Si éste fuera mi último verso
pediría estar contigo pero adentro
muy dentro de ti,
en tu vientre, esa blanca media luna
que todavía me ahoga en lágrimas
que aún se escuchan entre risas.
Si fuera éste entonces pediría
poder tus ojos volver a ver
maldición que me enseñó a llorar de pie
y a mirar mi hermosa luna
sin saber por qué.

Acá, con lápiz en mano,
mientras la luna es testigo,
allá, en ese cielo lejano.
La contemplo como lobo,
esperando ser investido,
por su brillo plateado
Que me deja enamorado.

Es la hora del Lobo
cuando uno está solo,
no sabe si es la noche
o del día el esquivo reproche.
Exhibe su pata la luna
rojo damasco amarillo
todo magno reluce su brillo
que tal Ella no existe ninguna.
El lupercal goloso transmuta,
el astro en su fase acompaña
es ahora fogosa y viuda araña
y yo ... ¡casi una carga impoluta!

Luna blanca, luna bella
De ilusiones repleta,
pues cada corazón que se embelesa al mirarte,
suspira y te llena con su amor que tú reflejas,
y acoges a poetas con sus letras,
que te regalan con deleite y con pasión
sus más bellos poemas.
Luna blanca, luna hermosa, luna llena.

Si ella fuese la luna
creo sentirme lucero,
para ella una fortuna,
para mí, sólo te quiero.

Ella sueña con él, y él con ella,
en su encuentro, ¡un beso de pasión!,
escondidos, el sol y la luna bella,
¿es un eclipse la solución?.

Luna bella fuiste, hasta que aquél hombre te hubo pisoteado;
perdiste el encanto de adornar mis musas,
y todo el valor que sentí no existe.
Se perdió el encanto; tú lo permitiste;
que los astronautas nos irrespetaran
El amor sublime requiere que sea tan inalcanzable,
y así compararlo con el sentimiento.
Mi luna bella; recuerdo del tiempo que fue y no regresa;
recuerdo de aquellas que movieron a esto.

Luna dulce,
la de los enamorados.
Luna de queso
para los ratoncitos glotones.
Luna brillante que peina
los cabellos de la amada
Luna de plata que acaricia
Los pétalos de las flores
refrescando la noche

Mi luna bella, llena de encanto.
Hoy te escribo estos versos
para decirte cuanto te amo.
Lo eres todo para mí,
iluminas mi existir
y sin ti me siento a morir.

La luna revestida de pureza
observa los amantes como jueza.

Los ojos amorosos impacientes
se inspiran en sus rayos refulgentes,
corriendo por los cuerpos los torrentes
de ígneas pasiones muy ardientes.

Lo ignoto de la luna es cautivante,
su magia es un secreto deslumbrante.

Callada en el cenit con sutileza
provoca los momentos más fervientes
guardados de manera apasionante.

Sombras extrañas
Juguetean en los cerros.
El aroma fresco de la hierba
y el susurro de la brisa despeinan
la larga y blanca cabellera
de la luna.

La luna bella y sonriente.
Esa luna silenciosa,
que todo lo ve y todo lo calla.
Resplandece al anochecer
Y en silencio se recoge al amanecer.
Hay luna, luneta, altiva y
esbelta. Cuántos amantes quedarán
a tus puertas; y cuantas amadas
llorarán su ausencia.

Dibujé una luna llena en el vació de tus ojos
donde los girasoles se apagaron y las estrellas se marchitan;
¿a dónde van los dioses cuando más los necesitas?
se preguntaron dos luceros que se amaron a escondidas
Nuestras pupilas se citan,
pero no se encuentran,
se pierden en la inmensidad de la noche
sin la bella luna que las cuide.

Oh querida luna,
Te has convertido en mi mejor secreto,
Mi mayor anhelo,
Es que nunca te apartes de mí,
Siempre bella estás,
Y así te mantendrás,
Me inspiras a triunfar,
Y resplandeces al brillar,
Lo mejor de mi noche,
Es poder verte sonreír,
Y amarte cada día más.

Me gusta observarte en mi imaginación,
cuando tus sueños duermen conmigo
y mi esperanza aguarda la belleza de tu alma al despertar.

Será mi amor el que suspira para que existas
y me hables con besos.
Será mi amor el que recorre tu mirada,
el que abraza tu ternura y sugiere deseos.
será esa luna inalcanzable

No es solo tu esplendor
ni tampoco las estrellas
no son la tantas querellas
de las penas de amor
que cada poeta inspira
y convierte en versos,
tal vez el reflejo terso
con que mi pupila mira.

A tus dominios llévame luna encarnada
para vivir esos sueños que en mi alma caducan
mezclarte en mi sangre y en mi mente
ser ya y por siempre parte de ti
no más aquí como extraño ente
hablar tu lenguaje que a todos admira
y a uno que otro tu influjo desquicia.

Luna bella eres,
cuando a mí das la luz,
como fugaz el lucero,
llenando a mi sendero,
de una sola luz,
luna bella eres,
tan hermosa,
como la rosa que se tiende,
en el jardín de mi alma,
cuando eres esa luz,
que de mí porfías,
y todo porque la amo,
como tú me amas.

Luna, que resplandece con fulgor,
dando luz al lucero y a la noche,
tu inmensidad.
En el crepúsculo asomas y empiezas a investigar,
los amores tardíos y su intensidad.
Ya sabes que te amo,
pero es difícil de explicar,
le pido ayuda a la luna y no me la quiere dar.

La luna se sonreía
si miraba a mi llorar,
tengo penas en el alma
que no puedo consolar,
cuando buscando a la luna
solo puedo recordar
por qué mi vida se atora
por un ingrato fugaz
que no me da ni la hora
cuando quisiera encontrar
entre las nubes de plata
alguno a quien amar.

Otra luz de luna desperdiciada
Ojos largos para contemplar
La luna llena roja
Reflejo de mi sangre pulsante
La luz de la luna atrae mis ojos
Y paso horas cuestionando
Belleza y misterio en el cielo
Influencias transitorias en el aire.
Mueve los océanos
Cultivar alimentos
Haz mi cabello hermoso
Enloquece mis sentimientos
Hace que mis líquidos se desborden,
Ciclos, saliva, lágrimas.
Luna llena, noches calurosas,
Aullidos por pasiones ausentes.

No me mires bella luna,
tu resplandor me hace temblar,
Me comparan con tu belleza,
también con tu aspereza,
juntas eternas y errantes,
en la noche cautivantes.
Brillamos enamoradas,
de la tristeza y la agonía,
recordamos a nuestro astro,
egoísta, infame y cruel;
pues nos destroza el alma todavía.
Mi luna bella, mi preciosa,
eterna amiga, me escuchas silenciosa.
Te comparto la desdichas,
de mi alma escabrosa.

Pálida luna,
reflejada en el lago,
colgada del pino.
Lejana y cercana
a mis confidencias.
A veces desapareces.
El mundo te contempla,
y se produce el eclipse,
te encuentras con el sol.
Ambos danzan ante los ojos asombrados
de tantos humanos que admiran tu belleza.

Luna bella,
Los poetas y enamorados te veneran
Pues para muchos
Eres fuente de inspiración.
Redondel plateado,
Que surcas el cielo
Ilumina nuestros corazones,
Con tu inconfundible brillo.

En el horario bendito de las musas,
ellas que siempre nos regalan horas extras,
nos dejan mirar la luna,
a escritores/as y poetisas y poetas.
La Luna bella,
que desde el cielo nos mira,
siempre improvisada,
nos deja su brisa.
La luna hermosa,
que desde el cielo nos cuida,
siempre fue dueña
del corazón de quien la admira.



Autor
Antonio Carlos Izaguerri.

MELANCOLÍA, NOSTALGIAS.


Solo sabe del tiempo la nostalgia,
seductora y atávica.
Te apresa y te descalza,
nostalgia, como un aura,
circundando entre nieblas.
Febril y sentenciosa,
vaga en promesas, generosa,
como un beso que no cesa.

Su incondicional amor,
simula con destreza,
cambiando de color en cada estrofa.
Viste de gris, ya con pereza,
o coqueta viste de gala.
Su voz es cantarina
o evoca fluidamente la tristeza,
funeral o verbena.

No reconoce el tiempo,
si es de avatares o venganzas,
pero entra sin permiso,
sin llamar a la puerta,
tendiéndonos la mano,
o a trompicones entra.
No mide las distancias,
es fugaz su talento.

Añoranza, que vienes y vas,
a veces fugitiva, otras cercana.
Te alejas o te cercas,
según viaja en el ánimo,
primitiva o lozana.
Soñadora entre bálsamos
o ardiente y rara,
como el viento que abrasa.

Tu belleza es efímera,
oh perversa nostalgia.
Intrascendente o trágica,
como el tiempo que pasa.
Fugaz como la estrella,
con su estela de luz,
persistente o errática.
Violenta cual alud
o estruendosa cascada.

Nostalgia que me enseñas
o el momento arrebatas.
La sutil añoranza,
que en los huesos penetra,
cual afilada daga.
El amor que interrumpe,
con su elegante magia,
mermando las piruetas,
de su estrambótica danza.

Pero la terca vida,
de tormentas y auroras,
se apropia de lo propio
y lo ajeno lo alcanza.
La añoranza la exprime,
la nostalgia la borra,
con la potente brocha,
con que todo lo mancha.

El amor se hace el amo,
mientras el tiempo pasa.



Autor
Antonio Carlos Izaguerri.

lunes, 20 de julio de 2020

NO SABE EL RUISEÑOR.


No sabe el ruiseñor,
que el aire límpido,
se alejó a cielo abierto,
pero siente el hedor,
del aire nuevo,
un olor rancio y acre,
que amenaza su tiempo,
que mancha su plumaje.

Ríos de tinta,
para ensalzar al necio,
anónimas heroínas,
en el recuerdo extintas.
Manantial de medallas,
sobre obras ficticias
y homenajes de lata,
a figuras sin vida.

Una fracción sublime,
se ha perdido en el tiempo,
una ráfaga de oro,
un fugaz bello beso,
enamorada nota,
de un atrevido verso
y unos ojos que hablan,
con matices sinceros.

No sabe la canción,
a quien redime,
pero todo lo impregna.
Ni a quien seduce sabe,
ni a quien deprime.
No sabe cada nota,
al corazón que llega,
ni sabe quién lo sabe.

Que merece el avaro,
que solo observa,
como su ego se ceba,
como su bolsa engorda.
Que sabe de nobleza,
quien solo medra,
quien en si se recrea,
volcándose en su credo.

Se rompen las costuras,
del elegante traje,
hecho a golpes de prisa,
de falsas sedas.
En sus frágiles hilos,
la esencia escapa,
se rompe la textura,
se deshace el coraje.

No sabe el ruiseñor,
lo que el humano rompe,
pero siente en su canto,
su trinos tristes.
De promesas no sabe,
que luego enferman,
pero del viento sabe,
el fuego que le quema.

Donde quedan los cantos,
de la belleza entera,
cuando en la primavera,
los amores cantaban.
Cuando vendrá la aurora,
con la verdad completa.
Donde duermen los besos,
que aún no se despertaban,
donde la voz se inquieta.

La pasión se lo lleva,
con su hercúlea insistencia.
Amor que te arrebata,
con su eterna influencia,
no abandones las mentes,
que intranquilas te esperan.



Autor
Antonio Carlos Izaguerri.

CABALGANDO A CONTRALUZ.


En el reflejo del sol,
se esconde la ternura,
frágil criatura,
que vive entre los bálsamos,
que apaciguan y curan.

El tiempo cambió la forma,
el color y la textura
y retorció la materia,
para cambiar su estructura.
El tiempo borró las huellas,
del sendero en que se crean
y en sus pasos de gigante,
lo que forma lo recrea.

Bordó en la mirada el mundo,
con la esperanza en los ojos,
grabó en la pupila el Sol
y la Luna en la retina,
para en la luz y en la sombra,
entender lo que se mira.
Sembró la tierra de sueños
cambiando lo que se olvida.

En un átomo de luz,
se refugia la alegría,
que cabalga a contraluz,
que vive en la melodía.
Zurció con luz las tinieblas
y con la sombra la inquina.
Bañó de esplendor la faz,
para repintar la vida.

Estelas que van dejando,
los efluvios que terminan,
pero sobre ellas caminan,
nuevas esencias que pintan,
de nuevos tonos sus cuitas.
Surcos como cicatrices,
permanentemente rígidas.
Estelas son directrices,
para reordenar las vidas.

Jazmines en el jardín,
de los amores que brillan,
generoso Sol que mima,
agua que ama las semillas.
Así la luz acaricia,
regalando su energía.





Autor
Antonio Carlos Izaguerri.

sábado, 18 de julio de 2020

SI PUEDES DAME.


Dame un lugar,
donde pensar sin ruido,
en la espesura,
de la soledad íntima.
Dame un lugar,
donde beber el líquido,
más nítido que mane,
del interior más límpido.

Sabor a corazón,
en su pureza auténtica.
Dame un lugar mejor,
donde soñar sin prisas
y así escrutar,
la pura intimidad,
en su belleza prístina,
beberla sin temor.

Un lugar en el tiempo,
donde comience el día,
un nuevo amanecer,
donde el saber sonría.
Dame un soplo de vida,
de vida cristalina,
donde nade el rencor,
sin rumbo hacia el ocaso.

Dame un cálido abrazo,
con la luz ambarina,
de la Luna mirando.
Una rosa entre espinas,
que embellezca mis ojos,
una pasión suicida,
que diluya los odios,
que disuelva la inquina.

Dame un rincón,
solo un resquicio ínfimo,
donde la verdad exista.
Dame la lucidez,
que el alma necesita.
Sensatez y locura,
para llenar el tiempo,
que me asignó la vida.

Un perfume que embriague,
una voz que cautive,
una mirada suave,
que apacigüe la ira.
Un aroma de versos,
que en el amor titilan,
como amantes posesos.
Una palabra límpida.

Dame un lugar,
donde no nade el lodo,
donde no enseñe el hambre,
sus vientres como globos.
Donde el miedo se guarde,
cual nefasta reliquia.
Un lugar donde exista,
la verdad para todos.

Dame un soplo de magia,
que descubra la esencia,
que en mi interior anida.



Autor
Antonio Carlos Izaguerri.