viernes, 21 de enero de 2022

FUGAZ Y RUDA SE ESCAPA.

Cruza fugaz el cometa,

tejiendo su cola blanca,

espuma de los deseos,

disueltos en la negrura,

del infinito universo,

la vida a su paso pasa,

rauda como un meteorito,

veloces como el sonido,

audaces como la luz.

 

En el fondo, cuál asceta,

vive el yo que no se arredra,

el pertinaz justiciero,

que al otro yo le reclama,

batiéndose en las entrañas,

el cruce de sus aceros,

en una lucha incesante,

por ser ganador del duelo.

 

En un rincón, en silencio,

con las ya cargadas armas,

acecha impaciente el miedo,

sospechosamente atento,

esperando la batalla,

sus brazos, como tentáculos,

abarcan pieles y órganos,

paralizan lo que alcanzan.

 

Pasión que al deseo arrasa,

con el ímpetu ciclópeo,

de un huracán que se agranda,

la mente cerrada al mundo,

mientras la fuerza inmediata,

levanta almas y cuerpos,

sin comprender lo que pasa,

enajenada al mañana.

 

La mente absorta se alza,

sobre las ideas que engranan,

y va tejiendo sentidos,

trenzando acciones pasadas,

y en ese estado, sin pausa,

vuelca su caudal de ideas,

sobre el cuerpo que la aguarda,

en la fuerza del latido,

en la sangre arrebatada.

 

Más angosto es el camino,

y más rauda el agua pasa,

veloz como el pensamiento,

que al tiempo sin ver alcanza,

y en ese juego infinito,

donde el sentimiento gana,

se va gestando sin prisa,

lo que puede ser mañana.

 

Amor entre los sentidos,

esperando en la antesala,

para abrazar al mellizo,

que al otro lado le aguarda.

 

 

 

 

Autor

Antonio Carlos Izaguerri 

APROXÍMATE AL POEMA.

Pásate por mis letras,

y descubre el secreto,

del sutil relampagueo,

que titila entre los huecos,

que van dejando las líneas,

un sentimiento escondido,

y una velada promesa,

de ser pasión no frontera.

 

Mirando en los intersticios,

que va dejando el poema,

se ven las sombras y luces,

del sentimiento que alberga,

remansos donde se gestan,

las oscilantes ideas,

que brillan como luciérnagas,

en las noches de sus letras.

 

Siente desde dentro el ritmo,

como un pálpito que anhela,

ser el sutil estribillo,

de una canción que enriquezca.

Fuentes de signos que danzan,

como ninfas en la hoguera,

como poéticas pavesas,

de las brasas que trepidan.

 

Pásate por esas sílabas,

que anuncian promesas nuevas,

entre las líneas torcidas,

de la vida que se estrena.

Mira el dulce deambular,

de la rima que navega,

entre notas sin sonar,

como un laúd que despierta.

 

Mira al fondo de la sima,

donde renace el poema,

no a la frágil etiqueta,

ni al versar que asoma fuera,

bebe del jugoso néctar,

de la esencia que se sienta,

y acurrúcate en sus versos,

para vivir lo que venga.

 

Acércate a la rivera,

del río de mis entrañas,

y del amor a la Tierra,

que emerge como un cometa,

límpido verbo que alberga.

Sueña en mi sueño,

que el sentimiento esté cerca,

para que el latido crezca.

 

Y en un devenir constante,

de las sudorosas letras,

comprender el pensamiento,

que al poeta le atormenta,

beber del etéreo aliento,

que en el corazón alberga,

y en sus letras se desangran,

junto al tiempo que le queda.

 

Amor de sutiles formas,

que trascienden del poema,

y a lomos de sus estrofas,

rompen sombras y tinieblas.

 

 

 

 

Autor

Antonio Carlos Izaguerri 

LA LIBERTAD SE ACERCA.

Llega la libertad,

en las alas del tiempo,

mensajera de sueños,

de emociones sedientas,

que anhela tener dueño.

Llega envuelta en deseos,

el rostro ennegrecido,

de avatares y miedos.

 

La noche se ha cernido,

sobre la espuma blanca,

de la marea imparable,

que sobrevive al tiempo,

ocultando los rasgos,

que traicionan los hechos,

inhóspitos secretos,

que reinan en silencio.

 

Llega recién nacido,

como un nacido aliento,

en vida y carne envuelto,

gestado en las caricias,

en el amor sincero,

viene ausente de miedos,

viene de nervios lleno,

con la alforja vacía.

 

Llega la libertad,

con ropas de nostalgia,

asomando las lágrimas,

a sus tiernas pupilas,

y en su faz de nostalgia,

un rictus de ansiedad,

una mueca de alarma,

en la intensa mirada.

 

Alegres son las risas,

si cunde la belleza,

que enquista la tristeza.

Si invade la nostalgia,

en las silentes vidas,

la libertad se oculta,

esperando la risa,

para salir sin pena.

 

Llega el verbo a la vida,

como un vital torrente,

que sus ganas derrama,

con su canto estridente,

voz que sendas anuncia,

voz que caminos grita,

sin saber lo que pasa,

sin palabras ni vista.

 

Ya libres se levantan,

de su profunda siesta,

el amor en los ojos,

fulgurantes miradas,

que el universo abarcan,

y en la noche estrellada,

despierta la esperanza,

eclipsando a la pena.

 

La libertad se acerca,

cautelosa e inquieta.

 

 

 

 

Autor

Antonio Carlos Izaguerri 

DÉJAME QUE AL FIN TE DIGA ...

Déjame que al mundo diga,

lo que dentro de mi grita,

y permíteme que exista,

en el aire que respiras,

el sueño se encuentra dentro,

donde el amor se desliza,

sibilinamente atento,

tiempo que al amor admira.

 

Como en un reloj de arena,

que cada grano es un mundo,

vive y muere en un segundo,

la impredecible existencia,

de nada sirve la ciencia,

cuando cae el último grano,

de la limitada arena,

que se disuelve en las manos.

 

Se tambalea en el alambre,

el ágil funambulista,

camina mirando al miedo,

reta al tiempo en cada paso,

y es su meta el otro lado,

donde se termina el hambre,

hambre de alcanzar la cima,

como anhela el alpinista.

 

Déjame que al mundo diga,

que me domina la duda,

que cada paso es un intento,

de mejorar la andadura,

que soy un soplo en el viento,

una gota en el cristal,

de la lluvia torrencial,

que anega sendas y criaturas.

 

Como el beodo que camina,

sobre el hilo de un instante,

duda el ave que al posarse,

vibra la rama en el aire,

sobre la que hacer su nido,

de nuevo remonta el vuelo,

y en cada paso el beodo,

salva de su vida el trance.

 

Déjame que al mundo grite,

lo que en mis entrañas bulle,

permíteme que me arrulle,

en el seno de tus días,

y en el tiempo que me queda,

de titubeo en el alambre,

vea la verdad en cada instante,

en el resto de mis días.

 

Amar quiero cada día,

en cada causa que emprendo,

justicia a quienes terminan,

sin justicia en el encierro,

cada vida es un derecho,

aunque la piel sea distinta,

o sea distinto el acento,

de a quien el odio fustiga.

 

Déjame que al tiempo diga,

que me conceda más tiempo,

para dar lo que me queda,

de mi tiempo aventurero,

déjame que sea maestro,

y aprendiz de mis desvelos,

y buceando en lo auténtico,

de valor a cada día.

 

 

 

 

Autor

Antonio Carlos Izaguerri 

EL EROTISMO.

El erotismo lo pintó muy bien Gustav Klimt vestidas todas las mujeres con trajes largos y coloridos en cuadritos. Yo de él no sé más nada aparte este apartado por llevar allí en sus telas como yo en mi escrituras estas ninfas tan doradas y delgadas. No pasó inadvertida su pintura ni por nada. Era un ícono en su época pero su vida era por esencia reservada. Muy intimista en su vida privada. Por su puesto que sus pinturas se cotizan hoy a cifras muy pero muy elevadas.

 

A mí me habría gustado tener condiciones para pintar o a lo mejor las tenía ocultas sin darles yo una esperanza.

 

Así que me volqué en la poesía de todo tipo pero a mí en lo personal los poemas eróticos me encantan. Todo un desafío a la captura de la poesía tras las palabras. Las palabras son como hebras y la poesía una entramada.

 

Los poemas eróticos de tanto mirándolos de lejos me di cuenta que su poco engañaban. Porque el mundo no es así aunque la líbido tenga un lugar primordial en la jornada.

 

Hoy he vuelto a escribirlos con más años en mi espalda y en mi mente más sentencias ya sentidas y pensadas.

 

Son prejuiciosos lo admito son para gente no afaunada, rigurosa y educada.

 

Pero yo me he metido en este tema de escribir de sexo con esta forma figurada.

 

Creo que he mejorado mucho debido exclusivamente a que he hallado una musa realmente realizada.

 

Si les contara no me creerían la encontré en las redes estelares de la vida cotidiana..

 

Fue un laberinto que me llevo a su morada y a su figura hermosa y delicadamente Rubensiana.

 

Klimt tenía lo suyo su pincel y sus pinturas de mujeres desbordadas y yo tengo lo mío un papel la palabra y una diva recientemente descubierta por mi barco que surcaba a la deriva con mi anatomía algo oxidada.

 

Dos artes que van unidos al simbolismo que existe entre el fuego y el origen de las llamas.

 

 

 

 

Autor

Antonio Carlos Izaguerri 

martes, 18 de enero de 2022

SEMBRANDO VIDAS.

Retazos de la existencia,

que como esquirlas perdidas,

en el desván de los sueños,

van los vacíos llenando,

de viejas y nuevas almas.

Posos de antiguos relatos,

y de intensas nuevas vidas,

de experiencias que se acaban.

 

Viajeros que van llenando,

con sus pasos la andadura,

y en la senda de la vida,

jalonan nuevos caminos,

penitentes peregrinos,

que en su oscilante cordura,

siembran brotes de locura,

en busca de sus destinos.

 

Flor que al borde del camino,

despliega sus alas blancas,

enamorando al espíritu,

de quien se atreve a mirarla.

Sol que dora a quienes pasan,

tornasolando sus caras,

acariciando sus pasos,

dando calor a sus almas.

 

En el río de los años,

sus riveras son barreras,

que encauzan su acuoso paso,

fuente que del sueño emana,

saliendo de las trincheras,

donde la vida se engasta.

Manantiales que encaminan,

su andar entre las ideas.

 

Sembrados quedan los campos,

de recuerdos que se añoran,

de pesadillas que otrora,

florecen como semillas,

entre las luces y sombras,

de las caudalosas vidas.

Soñando la vida aspira,

a continuar sembrando,

en la tierra que la habita.

 

Amor rojo de amapola,

que en el borde del sendero,

al caminante ilumina,

que en la brisa se deshoja,

y en bella alfombra transforma,

los caminos de la vida,

dando a los grises color,

y luz a las negras sombras.

 

Pedazos de corazón,

que en otros cuerpos palpitan,

y en cada latido imitan,

al corazón que partió,

suave canto del amor,

que el corazón nunca olvida.

 

 

 

 

Autor

Antonio Carlos Izaguerri 

CANCIONES DE POETAS.

Inmerso en atrevidos pensamientos,

vive sin pausa el singular poeta,

cargado de emociones y sentidos,

convulso el devenir de su presente,

el insistente pasado que trasciende,

en un atardecer que nunca llega,

envuelto entre mayúsculas probetas,

probando sin cesar nuevas recetas,

que sepan comprender sus sentimientos.

 

Canciones de emoción y de protesta,

hermanas son de versos y poemas,

perdidas o encontradas en los restos,

que va dejando el tiempo en las cabezas,

bordadas entre luces y tinieblas,

latentes o presentes como ideas,

que vibran con las notas de sus letras.

Una canción sencilla pero auténtica,

que llega al corazón y lo libera.

 

Amor a contraluz que nunca llega,

tejido con los mimbres de otros mundos,

mirando al universo se distingue,

el lienzo en el que pintan los poetas,

un dulce diapasón que siempre afina,

los desafinados instrumentos de la vida,

vibrando al mismo son que sus talentos,

sonando al mismo ritmo que sus letras,

en ese devenir que nunca cesa.

 

Promesas de emociones que se sienten,

vaivenes de la vida que se estrena,

en ese paraninfo abierto a los que saben,

en esa gran pradera de los sueños,

donde lo más posible nunca llega.

Se van quedando solos los poetas,

viviendo entre los dientes sus tragedias,

henchidos los sentidos como huérfanos,

que sienten en sus órganos la pena.

 

Ya sabe el corazón que no hace falta,

que sigue con sus pálpitos la vida,

y siente en sus latidos la esperanza,

uniéndose a los gritos que protestan,

por todos los derechos que se pisan,

y vibran en su piel en carne viva,

todas las contradicciones que se palpan,

en esa encrucijada que se extiende,

en ese deambular por las esquinas.

 

Silencio, dijo tercamente la existencia,

sumergida en los gritos de la Tierra,

zaheridas sus carnes y sus venas,

y al borde del abismo está el poeta,

mirando lo profundo de las grietas,

buscando en las heridas sus poemas,

soñando con la vida que desean,

aquellos que perdieron sus cosechas,

los mismos que andan solos, como a tientas.

 

Inmerso entre los límites del tiempo,

vive el hambriento amor que nunca cesa,

colándose en los huecos que le dejan,

el odio y la traición, con sus ropas de fiesta,

junto a él camina en silencio como un halo,

que sigue eternamente a la silueta,

el atrevido poeta que le abraza,

para darle el valor que le enriquezca,

para soñar junto a él entre las nieblas.

 

 

 

 

Autor

Antonio Carlos Izaguerri 

ENTRE MITOS Y CREENCIAS.

Piensa el ave que es el viento,

el viento cree que es la ira,

el amor que es el lamento,

y la flor que es la sonrisa,

el poder que es infalible,

y cree el necio ser artista.

En este creer y pensar,

la vida va construyendo,

creencias, mitos y leyendas.

 

Cuando susurran las hojas,

con la delicada brisa,

cree ser la reina la aurora,

en el alba de las prisas.

La tierna mirada obliga,

a esbozar una sonrisa,

y cree el ojo que es la luz,

y el resplandor que es la vida,

que deslumbra lo que adora.

 

Tiembla el verso entre las rimas,

creyendo que solo es duda,

piensa la estrofa que es bruma,

y el poema que es amor.

Al entonar la canción,

se deshojan uno a uno,

los pétalos de la flor,

desnudando su color,

dando al verso su textura.

 

Que solos los pensamientos,

cuando creen ser sentencias,

que múltiples son las penas,

si el caminante tropieza,

con quienes creen ser profetas,

y que abyecta es la leyenda,

cuando hace creer que es maestra,

de todos los pensamientos,

de lo que ocurre y se crea.

 

Piensa el ladrón que es el dueño,

de los bienes de los otros,

y el patrón que son sus logros,

cuando es del obrero el mérito.

Hay gente que cree saber,

pero ignora casi todo,

y humanos que creen poseer,

todo lo que ven sus ojos,

más su saber es decrépito.

 

La voz cuajada en los labios,

creyendo ser el oráculo,

donde se curte la idea,

y las palabras temblando,

brotan pensando en ser ciertas,

pero son brisas etéreas,

que sin los hechos son huérfanas,

más si el amor viven en ellas,

sin dudarlo, son auténticas.

 

Amor de pasión preñado,

piensa que es el Universo,

en una gota del océano.

 

 

 

 

Autor

Antonio Carlos Izaguerri 

POR CUATRO RAZONES.

Nuevas las costumbres,

viejas las fronteras,

más la sangre es roja,

sea la piel que sea.

Nuevas son las ropas,

viejas las leyendas,

más la sangre es roja,

sea cual sea la lengua.

 

Por cuatro razones,

se agosta el planeta,

una por el miedo,

que el valor aquieta,

otra la codicia,

que liba riquezas,

otra la estulticia,

que niega la ciencia,

y la cuarta el odio,

que pudre la esencia.

 

Arrastrando el fardo,

cuyo peso aumenta,

camina el humano,

dejando una estela.

Sueños inconexos,

vacilantes verbos,

palabras sin dueño,

y el miedo latente,

grabado en los huesos.

 

Nuevas las palabras,

que suenan a hueco,

viejas añoranzas,

que traen nuevos sueños,

y la voz profunda,

que emana de dentro,

de tonos amargos,

de matiz sincero.

Una alegoría,

que viaja en el tiempo.

 

Ha cambiado el viento,

gira la veleta,

siguiendo su acento,

se nublan las luces,

del sutil talento,

y en los arrabales,

donde queda el resto,

la vida se cruza,

entre los escombros,

con amores nuevos.

 

La senda es angosta,

seco es el desierto,

abisal la angustia,

que ahoga el cerebro,

y en los ancestrales,

recodos del tiempo,

se esconde lo auténtico,

se oculta el abismo,

donde medra el miedo.

 

Nuevas las costumbres,

viejos los recuerdos,

como marionetas,

bailan en los cedros,

luciérnagas locas,

que alumbran lo bello,

y sobre la Luna,

da un giro la vida,

para ver lo nuevo.

 

 

 

 

Autor

Antonio Carlos Izaguerri 

domingo, 16 de enero de 2022

ALEGRÍAS EN LOS TE QUIERO.

Ama la vida quien la siente,

y las lágrimas a la emoción acuden,

como gotas de rocío nítidas,

en la piel vegetal que las asiste.

Aliento de las brisas caprichosas,

que en el amor sucumben.

Un sinvivir que renaciendo vive,

en los más recónditos lugares,

donde la vida sin querer resiste.

 

Vive la verdad en la corriente,

que arrastra las penurias y alegrías,

y acude sin dudar hasta la mente,

enamorada está de la cordura.

En un amanecer de fantasías,

se cuela la verdad viva y latente,

surcando el pensamiento que la mira,

con ojos cristalinos que no mienten.

 

Amor en los rescoldos y cenizas,

del fuego extinguido que no olvida,

absorto entre los cirros de la vida,

se queda entre los sueños,

en un duermevela incomprendido,

flotando como un corcho a la deriva.

El tiempo va ganando la partida,

y no cede ni un ápice al destino.

 

Verdes hojas, grises ramas,

cantoras aves se posan,

bailantes cruzan las notas,

la etérea y lúcida atmósfera,

y en la eterna sinfonía,

de la vida que palpita,

tornan penas y alegrías,

con el amor que transforma.

 

Veredas tiene el sendero,

ocultas entre los árboles,

donde no llegan las luces,

donde lo oscuro es el dueño,

en encrucijadas múltiples,

fundidas en blanco y negro,

la voz no llega a sus márgenes,

queda presa entre los sueños.

 

Amor entre las colinas,

y verdad entre los cerros,

en la mar la nave olvida,

y en la pradera el silencio.

Amores entre las luces,

que a las sombras ponen frenos,

amor entre las desdichas,

y alegrías en los, te quiero.

 

 

 

 

Autor

Antonio Carlos Izaguerri 

JAZMINES EN EL BALCÓN.

Amor, que siendo dolor,

enamora cada célula,

vibra cada sentimiento,

y cada nervio se excita.

Pliega sus alas la vida,

sobre el interior que grita,

y el corazón ya palpita,

al ritmo de sus talentos.

 

La fragua del sentimiento,

donde se templa el amor,

a golpes se doma el hierro,

para lograr el diseño,

que en las brasas se fundió,

un chispeante resplandor,

que va alumbrando la vida,

que a la carne da calor.

 

Lecciones de amor que olvidan,

amores que no se olvidan,

y unos besos que cuajaron,

en el fondo de la sima,

donde se oculta la voz,

de los que el amor cautiva.

En una tierna sonrisa,

cabe un mundo de pasión.

 

Jazmines en el balcón,

de los sueños olvidados,

que adornan el corazón,

de quienes viven amando,

como la hiedra trepando,

que nace en el interior,

para en los ojos mirando,

vean la vida que pasó.

 

Se va acercando a los labios,

desde la boca que anhela,

y en esa cálida mueca,

que siembra de amor el ánimo,

va dejando en cada muesca,

de la piel enamorada,

una señal indeleble,

que alumbra cada mañana.

 

Besos que en el aire flotan,

ligeras volutas mágicas,

que rebotan como notas,

en el cristal de la vida,

y en un torrente desbordan,

las ánforas de los días,

el pecho henchido que llora,

y en otros besos terminan.

 

Vuelven los nítidos ojos,

a mirar entre las hojas,

de la frondosa esperanza,

y van dejando una pátina,

que brilla como las lágrimas,

que resbalan por el rostro,

dejando sendas de vida,

como estrellas que se abrazan.

 

Perlas entre los almendros,

y amores entre los dedos,

diamantes que son los ojos,

que con el amor se avivan,

como en el fuego las brasas,

un devenir de sollozos,

y un manantial de alegrías,

que llenan los negros pozos.

 

 

 

 

 

Autor

Antonio Carlos Izaguerri