Tus versos siembran soles y llamas
Los días de frío en que tiemblo.
Tu verso es a mi alma
Un vendaval de viento en mis días tranquilos.
En mi boca maduran los mangos
Cuando rompo el silencio para nombrarle a vos.
Te amo cuando me escribes
Con un gusto a café y a canela
En tus palabras claras.
Te amo cuando me escribes
Y tiemblan entre tus sílabas
Estremecidos verbos aún conjugados.
Te amo cuando me escribes
Y te sacude el corazón
Estallando en sentires tan hondos
Como la tierra que nos vuelve lejanos.
Te amo cuando no me escribes
Porque quedas callada
Y tu silencio es un recordatorio de que te necesito.
Amo tus versos con el mismo amor que amo los míos,
Cuando ellos asoman de mi alma a la pantalla blanca
En palabras de amor aromadas de flores,
Las pequeñas palabras que en los dos se hacen grandes,
Las sutiles palabras que en el aire se buscan como manos
perdidas,
Las palabras que arden como lava encendida,
Un candente suspiro que se escapa del alma.
Amo tus palabras locamente como un salto al vacío
Cuando ellas me liberan de la doméstica muerte de lo
cotidiano
Y me llevan desde la frontera del desespero
A la tierra dulce y madura como la fruta de nuestro amor.
Autor:
Antonio Carlos Izaguerri.
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