Ausentes latidos
De un pecho que no está 
Por lejos, por incierto, 
Por correr tras el viento. 
Mi amada es sólo es eso, 
Un punto en el firmamento, 
Sólo en noches sin luna 
Puedo ver su fulgor. 
Ese es mi amor, 
Tan sólo una luz 
Que algún día llegará 
Y en mis ojos, se podrá vivir. 
Ellos brillarán soberanos, 
Y mi boca dirá maravillas 
Que vestirán tu hermosura 
De pétalos y alas, que te lleven 
A un cielo único 
Donde sólo yo 
Pueda verte 
Y mis manos, ceñirte. 
De ese ideal 
Han de salir, fulgores 
En anocheceres de estío 
Y suaves brisas marinas. 
Estarás a mi lado 
Vestida de espumas 
Y nuestras miradas 
Se unirán, sin palabras vanas. 
Autor 
Antonio Carlos Izaguerri 
 
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