Cuando la sombra cae, 
Se dilatan tus ojos, 
Se hincha tu pecho 
Y tiemblan las aletas de tu nariz 
Mordidas por el dulce veneno, 
Terrible y alegre, 
Y tu alma me despereza. 
Qué blanca está la noche del placer, 
Como invita a cambiar esas manos 
Por garras de patera, 
Y dibujar con ellas en tu cuerpo desnudo 
Corazones partidos por delicadas flechas. 
Nieva sobre el espejo de las celebraciones 
Y la nieve eterniza el festín de tus labios. 
Todo es furia y sonido de amor 
En esta hora que beatifica besos 
Y canoniza abrazos. 
Para ti escribo 
Cuando el alba calma 
En su luz pálida 
Y tú ya me has despedido. 
Por ti , 
Cuando el rocío bautiza las ciudades, 
Tomo la pluma de tu cuerpo 
Y ardo. 
Autor 
Antonio Carlos Izaguerri 
 
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