lunes, 20 de marzo de 2017

LA OSCURIDAD.

Con ímpetu esta noche su presencia espero,
A sentir su vestido de satén atavía mi mente y mi alma,
Tengo antojo de su bálsamo suave a calmar mi tensión,
Al filtrar por mis poros su ternura,
Endulzando el sabor amargo de las decepciones del día

Me quedo despierto sin querer dormir,
La hora de su aparecimiento se aproxima,
Y paulatinamente atenúa el brillo del cielo,
Clandestinamente cual un espíritu pasa por mi ventana,
Entrando la quietud de ansiosa de mi dormitorio

Sus sombras se deslizan sobre las paredes estoicas,
El piso, el lecho hasta mis sábanas manchan
Con promesas de serenidad y tranquilidad,
Miro en su profundidad y abrazo su paz,
Destierro por grados el tumulto telúrico
De mis pensamientos atormentados

Siento su presencia y percibo su caricia
Sobre mi semblante agotada
Sin ofrecer resistencia ninguna,
A repelar la insurgencia del cansancio,
Llenando las velas de mi buque de guerra,
Navegando a conquistar piratas agresores,
Sitiando diariamente mi fortaleza

Un cautivo del usurpado amanecer,
Obligando una retirada de mi visitante nocturna,
Imponiéndome a enfrentar la batalla de la vida,
Sin embargo, ella es una compañera fiel
Y que en mi frente sus besos se detienen,

Una señal de la oscuridad. 



Autor 
Antonio Carlos Izaguerri. 

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