Mano de tierra forjada entre llantos de infantes.
Frente ambulante por soles de dicha lejana. 
Vida, careces de todo y 
te mueres a instantes 
Porque a algún rico cacique le dio así la gana. 
Trabajador que careces de leyes que cuiden 
A tu familia, a tus hijos de mano malvada. 
Sin compasión y sin tregua hasta el alma te piden! 
Trabajador que desangras tu diaria jornada... 
Toma en tu mano la ofrenda que llevas a diario, 
Dale a ese hijo que educas una gran enseñanza; 
Haz que conozca de tì, lo que es real erario 
Y que, con su propia mano se labre esperanza. 
Enséñale con tu ejemplo a que nunca se rinda; 
Es mejor morir de pie a vivir arrodillado. 
Pero eso sí, que jamás de justicia prescinda 
Y que su íntegro honor jamás sea mancillado. 
Autor 
Antonio Carlos Izaguerri. 
 
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