Una vez más disfruto del ánfora de tu cuerpo,
de las caricias sublimes de amor.
Caen gotas infinitas del paraíso por tus ojos,
aletean las mariposas de alegría al quererme.
Pues te veo y se hincha mi pecho,
los trozos esparcidos de mi corazón
se unen en tu nombre,
late fuerte gracias a ti desde siempre.
Revolotean los mirlos cerca del sauce,
el mar del desierto ahoga con su arena el mal,
en tu abrazo mis demonios se exilian
en una dimensión donde no tienen fortuna.
Cada silencio entre tu suspirar y el mío,
se escucha la conversación de dos enamorados,
que demuestran el amor más puro y bello.
Una vez más veo tu luz,
deslumbrando la soledad
que tanto tiempo se atormentan
por sufrir las distancias imaginarias,
o reales que se presentan entre tú y yo,
quiero ser eterno en el mundo
para vivir en ti, en
tu cielo.
Autor
Antonio Carlos Izaguerri.
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