Mis letras, antaño alegres y traviesas
Están ahora demasiado quietas.
Se encuentran perdidas, desorientadas,
Ya no esperan nada más, ya no esperan nada.
Fueron buenos los momentos aquellos
Cuando juntos disfrutábamos momentos bellos,
Cuando tomados de las manos volábamos al cielo
Y nos embarcábamos a la conquista
De nuestros más locos sueños...
Jugueteábamos con las nubes y las estrellas
Disfrutábamos de la lluvia y las tardes eternas,
Éramos dueños y señores de todos los vuelos
Que emprendiesen soñadores y locos aventureros.
Fuimos a veces príncipes, a veces mendigos,
Tuvimos muchos hermanos y también enemigos,
Arrastramos dolorosamente las duras cadenas
Y en libertad nos embarcamos hacia las estrellas...
Fuimos eso, y quizá mucho más que aquello,
De lo que, en este momento, tenga recuerdo,
Pero siempre fue muy, pero muy bueno,
Compartir con mis letras, todos mis sueños...
Hoy... hoy solo queda
el frío y amargo silencio,
De una pluma gastada en un viejo tintero,
Mis letras lloran con tristeza y desconsuelo
Añorando al corazón de poeta, que alguna vez,
Con ellas, intentó vanamente alzar el vuelo...
Autor
Antonio Carlos Izaguerri.
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