Esta es una carta de despedida
Que quisiera jamás hubiese sido escrita...
Te fuiste, y claro que me dolió tu partida!
Crees acaso que soy de piedra?
Que no siento dolor por tu ausencia?
Me duele... Duele de una cruel y vil manera
Duele tanto, que bien quisiera que ya no duela
Y es cierto, cuánto daría por ser de piedra!
O que, por lo menos, mi corazón así lo fuera
Y que ya nada sienta, y que no lata,
O que, solamente deje de existir, y me muera.
Me han consolado de una y mil maneras
Con aquellas palabras que yo mismo he dicho,
Llenas de cariño y de amor, casi siempre fingidos.
Palabras vanas y vacías a mis oídos!
Oh, Dios mío, cuanto extraño el sonido
De aquel suave arrullo que me acunaba,
Cuando, casi en un susurro, discretamente al oído,
Decías que me amas, y que nuestro amor es eterno,
Y que caminaremos unidos para siempre
Descubriendo juntos éste, nuestro camino.
Pero, ya no estás... Te has ido.
Solamente quedan los recuerdos que me matan.
Queda en mí, las huellas de tu memoria
Quedan en mi piel, retazos de historias
Quedan cenizas en mi triste lecho vacío
Queda en mis labios el sabor de un beso frío
Aquel último beso que te robé, cuando ya te habías ido.
El inclemente sol calcina mis sentidos,
Solamente quedan en este lugar vacío
Las hojas secas y los pétalos marchitos
Que de a pocos se cubren de inmundo polvo cenizo.
En mi mente ya solo hay locura y delirio.
Tengo las manos agarrotadas, los pies entumecidos
Y en lo profundo del alma, un corazón que muere de frío.
Nos separan unos metros, pero es insalvable
Este terrible y pavoroso abismo.
Estás tan cerca, pero en el lecho frío
Debajo de la dura roca, a la que me aferro cual niño,
Yacen tus despojos, pues tu alma se ha ido
Y vuela al infinito; y un grito en mi garganta
Se libera desgarrador: No me dejes, amor mío!
Por favor, no me dejes, no!... Llévame contigo!
Autor
Antonio Carlos Izaguerri.
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