Ves esa montaña de allá lejos,
Donde canta el sinsonte en su nido,
Allí donde las nubes te saludan
Y el frío y la lluvia te visitan.
Es allí donde está la felicidad que necesitas,
De la que me hablaste al llegar al mar,
Hace como tres o cuatro días.
La felicidad que desea tu alma,
La que añoras en épocas de invierno,
Cuando falta ella y su ausencia te recuerda,
Sus labios, sus cabellos, su risa
Y el color adorable de sus pupilas.
Si piensas en buscarla, solo debes darte
prisa,
Pues con el pasar del tiempo, el camino se te
pierde
Y no sabes que trillo te llevara, a la llanura
de flores,
Donde vive la mujer que te enseñara una nueva
vida.
La que llenará tu alma de amor,
Y de todas las caricias que pidas,
Haciendo que la soledad no te vea,
Y que en tu corazón siempre abunden
Rosas y mañanas bonitas.
Aprieta el paso, no te detengas por la brisa,
Que al amanecer llegaras a sus predios,
Y podrás ver al sinsonte alimentando a sus crías,
Y un poco más adelante a esa hermosa mujer,
Por la cual tu corazón ya palpita.
Autor
Antonio Carlos Izaguerri.
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