Sentir que el tiempo se esfuma,
resbalando entre los dedos.
Sentir que el verso diluye,
el rencor y los recelos.
Sentir que el amor se acuna,
entre caricias y besos
y sentir que se armonizan,
dolor, placer y deseos.
Beber del tiempo que queda,
entre guedejas de hechos,
vivir entre las ideas,
como pájaros sin techo.
Sentir que suena por dentro,
como un sonido en el hueco.
Sentir que el verso se escapa,
derrotando al Universo.
Vivir que sientes las carnes,
fibras, piel, vellos y nervios
y sentir que estás sintiendo,
aunque te cueste creerlo.
Vivir despertando al día
y sentir que estás durmiendo.
Volver a verlo de nuevo
sintiendo que quedó lejos.
Al verlo sin luz sintió,
que la sombra era su dueño,
a oscuras, días sin voz,
cual firmamento sin cielo.
Sentir que pasa la vida,
con el frío entre los huesos,
el efímero fluir, de un silencio,
entre certeza y misterio.
Soñar sintiendo que vives,
en un mundo paralelo,
en un oasis de luces,
en un paraíso eterno.
Vivir sintiendo que sueñas,
perdido en el Universo.
Soñar que dentro del sueño,
el amor sigue viviendo.
Versa el amor sobre el miedo,
que se queda boquiabierto
y ojiplático se asombra,
del poder que lleva dentro.
Autor
Antonio Carlos Izaguerri.
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