martes, 10 de enero de 2023

HÁBLAME.

Eres tan perfecto, Moisés,

eres tan inmenso en tus formas,

en lo que expresan tus expresiones,

el contorneado exacto de tus músculos,

la tensión que de la emoción

en las palabras proviene, de tus doce tablas...

 

Eres tan perfecto, Moisés,

que si hablaras serías el Dios mismo,

ese que dicen que estuvo en la tierra

allá por los principios de los tiempos,

que se hizo seguir por unos hombres

que fundaron en su nombre una teología

inédita, un paréntesis religioso

al margen de los márgenes.

 

Te miro —ahora, que te doy por concluido—

y siento que de un momento a otro

vas a prorrumpir recitando los diez mandamientos.

Te miro y... no sé como expresar

lo que siento, es un orgullo de hacedor,

es sorprenderme de mí mismo,

de cómo Dios mismo me posee

para conducir mis manos hasta tanta exactitud,

tanta realidad, tanta que temo que te levantes

de tu cátedra de un momento a otro y te vayas.

Te vayas a las tierras del Sinaí y asistir de nuevo

al prodigio de la zarza ardiente, a la llamada

de Javé al monte para recoger las leyes, las doce...

Contéstame a mis ruegos Moisés, te lo suplico

por lo que más quieras, dame el gusto

de oír tu voz y morir en ese instante, exhausto.

Dámelo, hazte carne, dime, pronúnciame.

Te tengo que dejar.

Debo descansar para recuperar las fuerzas

que preciso para venir y verte de nuevo,

y con suerte asistir al milagro que deseo.

Ahora, en el lecho, apoyando potente

las mejillas contra mi almohada rezaré,

y me postularé con todo mi ser a aquello

que Dios me ordene a cambio.

Te dejo para hablar con Dios y pedírselo,

aunque tenga que vender mi alma

al diablo como ya hizo ese Fausto

del que tanto se pregona en los mentideros.

Te dejo ya, no insisto, que los párpados

se me bajan como persianas sin cordel.

Adiós, hasta mañana. Descansa.

 

P.D. Cuando Miguel Ángel volvió la espalda

Moisés, seguro de que no era visto, se levantó,

y susurrando, para que no alcanzara sus oídos,

pronunció una aleya del Corán.

 

 

Autor

Antonio Carlos Izaguerri

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