viernes, 17 de abril de 2020

HUELLAS EN LA MEMORIA.

En la oscura soledad,
donde habita la memoria,
se mezclan frías derrotas
con resonantes victorias.
Batallas que se cruzaron
y guerras que se perdieron,
en una lucha entre egos,
entre palabras y acentos.

Camina ausente la vida,
de los furtivos recuerdos,
que veloces transitaron
sin estelas y sin verbos.
Fugaces surcaron vidas,
sin señales de sus halos.
En viejas encrucijadas,
confundidas con los años.

Se fue acercando despacio,
de puntillas, entre amagos.
Se aproximan a hurtadillas,
como un felino en el páramo.
La voz se va engrandeciendo,
mientras renace la vida,
en los confines del tiempo,
nota a nota, paso a paso.

Franjas de luz donde habitan,
las pasadas alegrías,
fundidas con letanías,
de acariciadoras voces.
Entre cirros de sonrisas,
trasnochadas y perdidas.
Perfumadas las caricias,
que dieron amor y goces.

En las oscura soledad,
se blandieron los amores,
luchando con la apatía.
Guerreras fueron pasiones,
para remontar las cimas.
Aguerridas pretensiones,
de sentimientos y dichas,
forjadas entre ilusiones.

Camina ausente el dolor,
del amor que sacrifica.
Mientras las vidas en flor,
nacen, viven y claudican.
Sollozos del corazón,
de dolores y alegrías,
que van construyendo vidas,
por dentro y en derredor.

Lento o frenético gira,
el poso que va quedando,
en las vidas que germinan.
Cada giro una ilusión
y la dura realidad,
que abofetea y palpita.




Autor
Antonio Carlos Izaguerri. 

EN LA VIDA LOS REFLEJOS.

Se refleja en la mirada,
en la imagen del espejo,
en la chispa que resalta,
del luminoso reflejo,
de la cara que se aclara.

El rostro vuelto se agita,
sin mirar vive hacia adentro.
Oscuridad en los gestos,
que pierden en la batalla,
escondidos tras el miedo.
Los matices en los ojos,
apelando a lo sincero.
Reflejos de los idilios,
en los reductos internos.
                                                              
En las visiones fantásticas,
de lo mágico del verso,
danzan libres las palabras,
bailando entre los conceptos.
Sensaciones que se ensanchan,
mermando en los recovecos,
donde la memoria aguarda.
Ilusionantes las sílabas,
que se ordenan con respeto.

Se refleja en cada surco,
que va roturando el tiempo,
grabando con cicatrices,
su paso imperecedero.
Jalonando con amores,
de su existencia los huecos,
Marcando su voz a fuego,
en el crisol de los hechos.
En la sangre se condensa,
como el Sol en los neveros.

La tibia Luna se asoma,
pálida luz de los sueños.
La paciencia entre sus gestos,
de viva plata cubiertos.
Deja su impronta en la cuna,
el ámbar entre los besos.
Lunáticos que se duermen,
en argentarios reflejos.
Sobre las nubes se posa,
para acariciar el cielo.

En la frente se refleja,
en el corazón se aloja
y viviendo entre los flecos
de la pasión se desborda.
Amores que son reflejo,
del insoportable tiempo.




Autor
Antonio Carlos Izaguerri. 

RIMAS Y CARICIAS SON.

Al lado de la razón,
camina la desventura.
Inmersa en la sinrazón,
se desliza la locura,
locura del corazón.
Entre locura y razón,
se desliza la cordura.

Estrofas que componer,
en la soledad madura.
Nace el verso en sintonía,
con el sutil pensamiento
y se derrama la rima,
para adornar el concepto.
Reliquias de la razón,
que acuden a los recuerdos.
               
Siembra el labriego la duda,
en la tierra que le abraza.
La semilla que dispensa,
bebe del sudor que empapa,
de su frente las esencias.
En la terrosa conciencia,
la tierra actúa y se esmera,
bebiendo de su grandeza.

Entre locura y pasión,
vive sin tregua el amor.
La savia de su interior,
alimenta a lo que mana.
La cordura viene y va,
medrando entre las costuras.
Temor, locura y cordura,
al unísono se aman.

Verso que al tiempo no alcanza,
pero viaja en su montura.
Provoca a la criatura,
que en sus esencias se baña.
En sus alas la esperanza,
vuela buscando el amor.
Dolor que el vuelo mitiga,
en aras de la emoción.

En el sentir sobrevuela,
del verso su condición.
No sabe de sinrazón,
lo profundo de su acento.
Vive y crece en su existencia,
para ofrecer el valor.
En su cuerpo con dolor,
vive la verdad en esencia.

Jilgueros en el amor,
para modular el verso.
En el profundo rincón,
donde viven los recuerdos,
rimas y caricias son,
las estrofas de sus sueños.




Autor
Antonio Carlos Izaguerri. 

LO SENCILLO ES LA RIQUEZA.

Trasciende la voz auténtica,
más allá de su verdad,
desnudas las almas quedan,
ante tanta realidad.
Pletóricos viven y aman,
quienes aman de verdad
y el sentimiento es más real,
cuando la verdad se queda,
grabada en la honestidad.

Perdón pide quien agrede,
más no resuelve el perdón,
las heridas que se infieren.
La maldad así transfiere,
su total impunidad.
Vive pensando quien hiere,
que su vileza se ajusta,
a la justicia que ejerce.

El poder mira a quien bebe,
de las ubres de sus carnes.
Somete a quien da la sangre,
en pos de la dignidad.
Medra el sumiso a su sombra,
dando por beber su vida.
Nadando en la mezquindad,
busca el poder su renombre,
mientras la miseria se hunde,
en la hambruna sin piedad.

Versos que cruzan fronteras,
trashumantes que se alejan,
dejando en su deambular,
reliquias de amor y penas.
Etéreos verbos que quedan,
plasmados en la verdad.
Soledad que se derrama,
plena de sinceridad.

Unos vienen y otros van,
como caprichosos vientos.
Unos se muestran sinceros,
otros visten de modelos,
luciendo la irrealidad.
Algunos caminan rectos,
mientras otros dando vueltas,
mutan en la oscuridad.

Grita el corazón herido,
aclama la voz airada.
La madre a su hijo llama,
cuando se encuentra perdido.
La Tierra convulsa brama,
por el dolor infringido.
Llora el infante que mama,
de su vientre desunido.

Caminos entre las rocas,
que va dejando el destino,
como poderosas bocas,
con el hambre del mendigo.
En el frondoso follaje,
el amor se abre camino.
Un gesto de libertad,
más fuerte que el mismo grito.

Verdad que en el fondo queda,
como un poso que se espesa.
Razones en las cabezas,
de versos de amores llenas.
Lo sencillo es la riqueza,
que vive sin darnos cuenta.




Autor
Antonio Carlos Izaguerri. 

NADA VENCE A LA GRANDEZA.

A ti que infectas y abates,
con tu ponzoñoso aliento.
Como nefasto viajero,
que derriba sin ambages,
a quien desafía tu acento.
En tu sinuoso talento
de vísceras purulentas,
vas preparando el infierno.

La muerte en la vida llevas,
en tu nociva existencia
y no distingues conciencias,
ni credos ni pertenencias.
No respetas al ladrón,
ni al honrado ni al poeta
y juegas con el dolor,
como el viento con la hoguera.

Llevas veneno en la sangre,
de tus putrefactas venas,
cuajada de purulencias.
No distingues los colores,
ni los credos ni banderas,
tu voz cascada y abyecta,
no frena ante las fronteras,
la parca es tu compañera.

Más la vida se revela,
contra el intruso que intenta,
sus entrañas arrancar.
No se rinde en su pesar,
como el junco no se abate,
ante el bravío huracán.
En su corazón se encierra,
la inconmensurable fuerza,
para abatir al rival.

El amor así despierta,
de su letargo fatal
y de par en par abiertas,
las puertas de la bondad,
hace del valor verdad
y del héroe su bandera.
Inmensa la dimensión,
que del humano se entrega,
dando de si lo mejor,
para vencer a la bestia.

Siempre sale victoriosa,
la vida sobre el dolor,
que de puntillas se aleja,
reflejando su estupor.
Nada vence a la grandeza,
de un enorme corazón.
Su voz potente refleja,
su verdadera extensión,
que vence a la más abyecta
y arrodilla al agresor.




Autor
Antonio Carlos Izaguerri. 

SI ME FUESE OTORGADO UN PODER ...

Si me fuese otorgado un poder
Escogería cambiar tu mundo
Haría desaparecer
De tu vida todo lo absurdo
Pintaría de colores tu cielo
Incluso las mentiras que has hecho
Quitaría de tus ojos el velo
Y de ti el corazón deshecho
Dibujaría una sonrisa en tus labios
Y en tus ojos pondría el universo
Pediría quitar malos recuerdos
Y que tu mundo no sea adverso

Usaría todas mis energías posibles
Escatimando las amarguras
Rompiendo el gris del dolor
Amargos sonetos al viento
Que ningún pájaro alcanza a lo lejos
Solamente aquel poder de tu silueta
que encadena la mía.

Volvería a estar es tus sueños
Pediría nuevamente ser tu dueño
Y poder pintar de azul tu cielo
Con la esperanza de un nuevo consuelo.

Si ese poder, me fuese dado,
accedería al significado de la vida,
y la convertiría en paraíso ...

Desposeería de poder,
a los seres caprichosos.
Para dárselo al humano,
que fuera digno de ser,
poseedor de tal poder.
en un acto generoso.
Y poder dar de comer,
al que fenece de hambre,
en su triste acontecer.

Si me fuese otorgado un poder
que sea el de apoyar,
que sea el de poder amar
con alegría y gran placer
porque nací para ayudar ...

Si me fuese otorgado un poder,
Desearía la invisibilidad
para poder inmediatamente coger
la bendita tranquilidad
de poder desaparecer
las huellas de la debilidad
en que no puedan reconocer
la clarísima legitimidad
que la yegua tendrá un mulo
achacándome como burro
la imperiosa paternidad.

Descubriría si hay vida después de la muerte.
Si hay civilizaciones extraterrestres.
Si tiene, para alguien que no sea de aquí,
algún interés, nace y morir, nacer y morir ...
Poder recorrer el universo, mirar y asombrarme.
Comprobar si existe el infinito;
y empaparme de todo el pasado, futuro
y decidir si quiero morir.

Si me fuese otorgado un poder
Escogería cambiar tu corazón,
Lo vestiría con un traje de amor
Y te daría a beber
Besos dulce de mi boca
Para que esa alma loca
Supiera lo que es el placer
De estar viviendo enamorado
Y así quede plasmado
Este bendito poder
Poder que fuese otorgado
Por lo divino celestial
Y en tu corazón llega a brillar
Eso que se llama amor.

Si me fuese otorgado un poder
que sea el de poder apoyar,
que sea el de poder siempre amar
con toda alegría y gran placer;
Sin temor y sin desfallecer,
Porque nacimos para ayudar,
Porque nacimos para buscar
Lo genial de nuestro interno ser;
El poder de mostrar el camino
Que nos libere de la inconsciencia,
Palabra perdida entre el espino,
Un fruto más allá de la ciencia;
Poder ver el Libro del Destino,
Donde se desvela la única esencia …

Si me fuera dado un poder ...
Además de los que ya tengo;
Hablando del poder de hacer y no hacer.
Porque puedo, podría, cambiar el mundo,
Desde cada paso que doy a diario,
Y cambiar aún la vida de un vagabundo.
Solo basta el querer como el hacer,
Solo basta confiar que sí se puede,
Ya que tengo posibilidades que otros o tienen.
Y este es el gran "poder" que tenemos,
Aunque a veces otros más queremos
Como sueños inalcanzables
Sin poder conquistar con lo que ya tenemos.
Pero si tuviera un poder específico,
Lo usaría sin duda para seguir
Con el sueño de lograr un mundo mejor,
Pero sé que para eso debo de cambiar yo ...


Si se me fuese otorgado un poder,
sería el de salvar el mal,
porque sin el mal no sabríamos cambiar el mundo,
por eso, es que queremos cambiar el mundo,
por saber el mal,
pero, no sabemos cómo salvar el mal,
sino sabemos hacer el bien ...





Autor
Antonio Carlos Izaguerri. 

NO SE PARTE, AUNQUE SE DOBLE.

El eco dijo a la vida,
el eco de la verdad,
que al final de la partida,
son los pasos nada más.
Cada huella merecida,
cada regalo de vida,
que se entrega a los demás.

Lloró la rosa en el alba,
al descubrir la mañana,
los pétalos satinados,
mirando nacer el día.
Dejó su esencia en el aire,
para envolver a quien ama.
El aroma de su carne,
se confundió con el alma.

El espacio se llenó,
con la claridad que emana,
del sentimiento que mana,
del sincero corazón.
Versó la vida la savia,
que alimenta la razón,
la fuente certera y sabia,
que al ser vivo amamantó.

Quedó la voz suspendida,
en un suspiro de amor,
con el aliento queriendo,
dar su cálido sabor.
La brisa quedó prendida,
del viento que no sopló,
en el entreabierto espacio,
que queda entre a amor y amor.

No se rinde la pasión,
ante la ofensa infringida,
cuando es más fuerte el amor,
que la explosión repentina.
Se fue, quien viaja deprisa,
sin mirar al rededor.
El junco al viento se inclina,
pero retorna y se estira,
desafiando al ciclón.

Dejó el eco de sonar,
tantas veces repetido,
solo quedó su sentido,
flotando en el corazón.




Autor
Antonio Carlos Izaguerri. 

EL JUEGO DE LA VIDA.

La vida crea estrellas vibrantes,
y ríos supurantes.

La vida te arropa con piedras punzantes,
y túneles agonizantes.

La vida unas veces te regala,
y otras te señala.

La vida te da plenitud
y luego te roba la juventud.

La vida es esa partida incierta,
que no sabes cuándo te cierra la puerta.

La vida es el resplandor,
que me otorga tu amor.

La vida cobra sentido,
cuando te susurro,
“te quiero” al oído.

La vida me arranca el aliento,
cada vez que deambulas,
en mi pensamiento.

La vida pasó ayer,
y si no te das cuenta,
te la roba el amanecer.

La vida se acaba para mí,
cuando despierto sin ti.



Autor
Antonio Carlos Izaguerri. 

PINTABAS.

Pintabas un paisaje en el cuaderno
y estabas al abrigo de las olas,
el mar se destacaba en lontananza
dejando su resaca entre las rocas.
Susurros delicados de tu mente
llevando hasta el pincel a las gaviotas,
volando y paseando por la playa
ajenas a la arena y a su alfombra,
las olas te ofrecían colorido,
incluso hasta el perfume de las rosas,
mezclabas tu paleta con salitres
y el yodo de las algas de la zona,
pintabas, y lo hacías en silencio,
el cuadro de la luz y de las sombras
aquel que recogían tus pupilas
de forma tan sutil y tan curiosa ...

Pintabas y pensabas, simplemente,
plasmando tu visión, como pintora,
la vida que tenías a tu alcance
y un mundo, en la distancia, con sus cosas.
Tratabas de llevar hasta el cuaderno
los rostros tan queridos de personas
que son la quintaesencia de la vida
y el alma de la misma a cada hora,
querías expresar esos detalles,
volcando en los pinceles esas notas,
pequeñas carantoñas de tu pecho
tratando de asomarse silenciosas,
amabas la pintura y la escritura
y hacías un poema de esta obra,
la imagen de la vida y de la playa,
quedaba, entre sus trazos, temblorosa ...

"... Pintabas en la tarde de febrero
a un barco navegando sin derrota,
sumida en pensamientos de los mares,
y siendo el capitán, tu mariposa ... "



Autor
Antonio Carlos Izaguerri. 

COMO VIVE LA TERNURA.

Suaves palabras que llegan,
como impulsos que te hablan,
como latidos que marcan,
el ritmo de la esperanza.

Tiernos brotes de locura,
que crecen como las salvia,
para aderezar los goces,
en las profundas nostalgias.
Sabores que se quedaron,
de las auténticas ganas,
sensaciones que se alteran
o que dan paz en la calma.
Ráfagas de pensamientos,
que afloran como andanadas,
de sutiles sentimientos.             

Difuminados deseos,
diluidos en recuerdos,
atrapados en las sombras
que van dejando los hechos.

Pulsaciones de nostalgias,
conservadas como flecos,
que se bambolean sin tiempo.
Un pensamiento que salta,
esquivando sentimientos,
aproximándose al alma,
quedándose prisionero.
Un pálpito que seduce,
otro que vive lo neutro
y un tercero que se escurre,
para anunciar lo certero.

Contraluz en las verdades,
que van dejando los besos,
sombra y luz como avatares,
insinuándose sinceros.

Cultivadas melodías,
que armonizan con lo bello,
como brillos de alegría,
asomándose a lo auténtico.
Palabras que van quedando,
sumidas en los recuerdos,
como impresas en los huesos.
Eternas notas que suenan,
repitiendo los anhelos,
que quedaron sumergidos,
en el lago del silencio.

Amor de sutil aroma,
impregnándose en el cuerpo,
como esencias que segregan,
glándulas del sentimiento.
Amor que vive y perdura,
como vive la ternura,
sin perecer en el tiempo.





Autor
Antonio Carlos Izaguerri.