viernes, 5 de junio de 2020

LA VERDADERA FELICIDAD.


Algún tiempo pensé
Que mi felicidad consistía
En esperar el año nuevo
En algún club ingiriendo bebidas
Nunca pude hacerlo
Pues mi madre siempre quería
Que la pasáramos juntos
Todos con la familia.

Que contradictoria es la vida
Ahora por fin puedo hacerlo
el solo pensarlo
entristece el alma mía,
Pues la razón de estar en casa
Era no contradecirla
Y ahora se marcho
Y no tendré su compañía
Y lamentablemente tarde
Comprendo que la felicidad
era estar con mi familia.



Autor
Antonio Carlos Izaguerri

QUIERO AMARTE HASTA LA MUERTE.


Como amarte sin que el tiempo pase y se detenga sin pensar en el reloj que avanza, si solo quiero darte amor que tengo en la fuente de mi corazón
Quisiera ver el cielo lleno de flores y en medio tu rostro y poder guardarte en la retina de mis ojos
Y en mi boca el mejor sabor de los besos de tu boca, como sentir el más hermoso palpitar de tu corazón
Cuando sierro mis ojos sueño con vos que mis manos recorren lentamente tu cabello y miro esos ojos bellos que me hablan de amor verdadero con ternura y pasión
Eres como la luz de las estrellas y tu mirada como la luna que mira de lo alto hasta lo más íntimo de los dos hasta llegar hasta lo más interior de nuestros corazones
Eres como el lucero que aunque este lejos su destello es permanente en mi corazón
Eres la ilusión en mi corazón echa la más hermosa mujer que amo y deseo hasta el aroma de su cuerpo de mujer, el que no te quiero perder nuca porque eres lo más importante que soló no quiero perder
Solo quiero tenerte en mis manos besar tus labios en cada momento del día y en la noche mientras te doy mi amor en la oscuridad de la noche las exclamaciones de pasión
Quiero navegar en el océano del amor, junto contigo sin medir distancias ni pensar en el mañana que será, cuando nuevamente te bese sin despegar mis labios
Como las palmas de mis manos de tu piel que me convierte en llama de pasión
Te pido que solo me beses mucho, pensando que quiero tenerte presente en cada momento como el suspiro de mi alma cada vez que te acercas
Como acariciarte como si fuera la primera vez, solo sé que te amo como nunca he amado en este mundo a mi manera Aunque estés lejos mi corazón te llama y te ama como nadie te amado, con mi edad con el alma
Siempre pensé que tú me has dado la esperanza de amarte en medio de las estrellas a mi manera
Quiero tener tu cuerpo solo con tú piel pegado a mí, sentir el palpitar de tu corazón sin dejar de parpadear al mírate cuando me amas cuando nos alumbra el sol sobre la arena de la playa
Es tu amor que inunda mi corazón y llena mi alma.



Autor
Antonio Carlos Izaguerri

OLAS COMO VERSOS.


Olas que cruzan el umbral de tu playa
y te invaden moribundas los sentidos
en cadencias que dan paso al infinito
como unos versos que a esa orilla acompañan.

Olas suicidas y audaces en las rocas
moldeadas por las embestidas del viento
traen la espuma, amazona en movimiento,
y salpican sentimientos gota a gota.

Olas de un mar que se inquieta bajo el cielo
azul hermano de reflejo perenne,
mecen a la barca que agotada vuelve
con sus velas atestadas de sonetos.

Olas en vaivén de fuerza desmedida
como puñal apasionado que roza
y llega profundo al alma de las cosas
y te sientes embriagado de esa dicha.

Olas callas que con las mareas riman,
que se entregan en ofrenda de deseos
y prudentes se transforman en los versos
que componen en resaca mil poesías.


Autor
Antonio Carlos Izaguerri. 

QUÉ BONITO ERA ...


Amor mío se levanta tranquila la mañana
con el canto de las aves, ya no puedes escucharlos,
me da pena, pues sus trinos son bellos y suaves.

Mis amigos han intentado que vuelva a enamorarme,
no puedo, mi corazón sigue ocupado, de ti está prendado,
y cada noche bajo la almohada. guardo tus besos, abrazos
que me acompañan y te abraza mi alma enamorada.

Qué bonito era sentir tus manos de orfebre apretando
cálidamente las mías pequeñas, nuestra unión de cuerpos,
fusionando almas en una sola, con la total entrega.

Qué bonito era pasear a tu vera, mirando tus ojos oscuros,
perderse en una línea concreta, ver en tu rostro tostado,
esa sonrisa directa, tu serenidad, tu ternura, de entrega directa.

No puedo amar de nuevo, tú sigues en mi recuerdo viviendo,
latiendo, evocando nuestros momentos, aunque pase el tiempo,
lento o rápido, yo te seguiré queriendo, hasta encontrarnos.

Aunque no sea cierto que volveré a tenerte, quiero pensar
que se unirán nuestras esencias cuando llegue el día de mi partida,
me iré para siempre, sólo, desnudo de alma y cuerpo, pero en mi corazón
habrá el equipaje de amor completo, entonces yo andaré descalzo,
dejaré este valle incierto en el que estoy viviendo, para ir a tu encuentro.

Por la noche todo se llena de silencio, pero siento tu presencia,
despacio me llega tu esencia y a ella me entrego, al canto de las aves
a la realidad me despierta, pero tengo tu aroma en mi cuerpo,
los recuerdos son rosas, tienen espinas, pero su fragancia es divina.

De nuevo el canto de las aves, del todo me despierta, llega un nuevo día
que afrontaré con valentía, como he de hacer, la vida sigue,
ya llegará el momento de mi partida y quizás te encuentre en la otra vida.




Autor
Antonio Carlos Izaguerri

jueves, 4 de junio de 2020

LA MIRADA QUE ROZA.


Del engaño,
que campa a sus anchas,
la mentira,
que no se detiene,
penetrando en la piel
y en la mente.                  
Una sombra,
que así sobrevuela,
en las vidas,
que van y que vienen.

Sin mirar atrás se fue,
la mirada en el cerebro
y amor en el corazón.
En la existencia, respeto,
libertad en el pensamiento.
En cada paso la impronta,
de los titubeantes hechos
y forjando en cada gesto,
valor en la honestidad.
Una sentida emoción,
que va por dentro creciendo.

De la vida,
que siempre se aúpa,
la verdad,
en los ojos sinceros.
Del error,
que subyace sin verlo,
en el alma,
que aprende en secreto.
Una luz,
que en la sombra se oculta,
quitándole el velo.

Del recóndito amor que la evoca,
la pasión que renace en la boca,
Unos ojos que alumbran verdades,
de miradas que miman y rozan.
Se ha quedado contigo la aurora,
en el alma que alumbra la sombra.
De los labios la savia que nace,
alimento del amor que goza.




Autor
Antonio Carlos Izaguerri

SIEMPRE TE BUSCO.


Me sobresalto cuando el lúgubre lienzo
se extiende sobre los páramos de mi lecho,
quedo incitado para oír un canto de tono inaccesible,
y siento un desconcierto en mi fragilidad,
mis afanes no han sido pretensiones verdaderas,
-empeños volubles sujetos a mi capricho-,
soy sojuzgado por los embates de torrenciales
que pintan a mi mente ... pero no lo hacen
en el pergamino claro de mi pesada memoria,
mis demonios hacen mella y se regodean
desvaneciendo sin conmiseración a mi senda,
demoliendo los pilares de mi interior;
me siento a veces escoria y a veces prolijo,
deidad de mis inauditas determinaciones,
si mis pesquisas arremeten, me atosiga
la figura de la hermana muerte, fantasmas
que me hacen desconfiar de todo y ello me lleva
a enclaustrarme en mi caverna solitario,
otorgándole a los demás laya despectiva…
amante me vuelvo de un idilio poco atractivo,
yo y la luna entregados en apasionamiento,
y sueño… hasta que de pronto la brisa
me despierta y me advierto en mi habitación,
he retornado al mundo y en el friso
blanco soy de homicidas, la estupefacción
me reconstruye como un ser inerte que respira,
insomne me aferro a lo palpable de lo abstracto,
no soy igual a los demás, sin duda soy un excéntrico,
y en eso todos los demás coinciden conmigo,
en ser seres diversos… quiero olvidar poco a poco,
lo que ya no recuerdo y me encamino a soñar,
obstinado en este encierro que me consiento,
sin escape y sin deseos de escapar, persisto…
yo mismo me permito estas resoluciones,
mi anhelo melómano es el impulso
que me tiene como juguete de mis acciones.
                                       
Sollozos, alborozos, bullicio y cataclismo,
todo perfilado para la inmortal tribulación,
¿es posible morar en este encefálico cajón?
aquí es un acopio de rocas y litorales anegados,
con vacíos que atan y ausencia de confidentes,
se admite la familiaridad de extraños,
los caza recompensas … presiento peligros,
¡sosiégate corazón!, puedes explosionar en mí,
y lanzaría proyectiles desde mi cañón bocal;
la indiferencia goza ante la hambruna … inusual furor,
que borra la belleza del mágico colorido de las flores,
rosas que resaltan más si están ausentes en el jardín;
se ha finiquitado la algarabía, de este madrigal,
y tal como las otras veces … con un parcial fin.

¡Ay!, esa extenuación tuya por aguardar mi espera,
ese mutismo por no expresarme más tus cortejos,
ya no me buscas, ni me imploras … ¿qué te ame
pretendes?, mujer, si los dos estamos anonadados,
sabe que en mi predilección no estás con los remanentes,
¿tú eres quien tal vez ya no me buscas?, no lo asimilo,
sin duda no soy el centro de atención para las demás,
lo sé … ¿será que ya no me soportas?, el lazo
que nos une puede ser tan endeble, al menos por ahora,
¿no podremos ser ni amigos?, ¡ay!, mi alma solloza,
que torpeza la mía, en vez de tus afectos, conseguí
tus desdenes … te alejas de mí, ¿por qué así?,
¿en qué momento deje de ser fruición para ti?

Yo, alejado, me llevo a tu corazón secuestrado,
trascurrirán las horas sin noticas de mi paradero,
querrás saber de mí, hoy sin duda lo anticipo,
¿amor u olvido, qué es lo que me tiene así?,
¿será asequible que pueda seguir sin ti a mi lado?,
¡no!, tal como tú, mujer, nada en mí ha muerto,
el amor por ti persiste virgen en mi ser, siempre te busco…
me increpan mis allegados por qué no estás,
que en dónde te has quedado… y mi llanto lastimero
te aclama, no hay nadie como tú entre las personas,
y como a ti, también se me ha quedado el tiempo varado,
y aún vivo sin poder vivir, desde que estoy sin ti.

No das créditos a lo que te profiero,
asientes que fue por tu ingenuidad
que acaeció mi acto de favores
y que por tu lozanía emergió la intrepidez,
mas hoy tengo en las manos tu corazón,
aún cuando no tuve tu aquiescencia,
tus indómitas remembranzas
le inquietan a tu estoica inacción,
sin duda me sedujo el imán de tu apariencia,
pero te confieso que jamás tuve el propósito
de abandonarte y dejarte inerme,
si eres tú quien habita en mi interior,
no puedo permitirte la soledad,
retornaré a ti, enarbolando palabras sinceras,
nos reencontraremos por el bien de los dos,
para cambiar esta cuita por hilaridad.

Mi inmortal pasión en tus devenires
presagias resueltamente, la tenue llama
dentro de ti vocifera por mí y solicita
mi retorno ... te pido que me mires
y que tú corazón refrende tu compromiso
de sensibilidad, sinceridad y eternidad,
quiero aún sentir que tu boca me besa
y me musita palabras de sutil sensualidad.

Mujer admirable, es la expresión
de tu alma la propiciadora de todo esto,
yo sólo soy el desquiciado que en la conmoción
de tus expresiones me he puesto atento
para apropiarme de tu pasión con osadía,
que no es mía la nefasta campaña
de entristecerte … ¡ay mujer qué horrendo
acto el mío! lo siento, espero consideración
de tu parte por esta situación.

Inefable dolor, inherente en el amor,
los amantes transeúntes no cesan,
es verdad, unos van otros retornan,
y en el falso embeleso producen desazón,
tétrica existencia de quien pierde en el juego
al amor verdadero que pasa en frente,
y por estar entretenido en otros placeres ...
se pierde también el fuego
del amor quedando displicente en el glaciar.




Autor
Antonio Carlos Izaguerri. 

miércoles, 3 de junio de 2020

LA INCLINACIÓN DE LA ROSA.


Hermosa en su tallo la rosa florecía,
lucía esbelta, erecta al sol se ofrecía,
brillaba su roja estampa, y orgullosa se sentía
de estar abierta al sol de un nuevo día.

Pero pasó el tiempo, la rosa en su tallo
lentamente languidecía, inclinando su hermosa cabeza
pero aún muriendo tenía belleza perfecta.

La tarde de oro se teñía, la rosa con su inclinación fallecía,
se desangraba su vida, deshojando sus pétalos con maestría,
el sol en lo alto, al verla, sus últimos destellos le ofrecía,
el sonido del viento se quejó y la hermosa rosa
inclinándose del todo, majestuosamente expiró.




Autor
Antonio Carlos Izaguerri

AUNQUE NO SE OIGA QUIEN HABLA.


Ensordecedor gemido,
que del interior emana,
como la Tierra, que brama,
brutal su penoso grito.
Doloridas sus entrañas,
en sus quejidos vomita,
la furia que la desgarra.

No se detiene la voz,
de quien reclama justicia,
ni se callan los sin voz,
si por ellos hay quien grita.
No se acallan los rumores,
que en el corazón palpitan,
por la sinuosas mordazas,
del represor que castiga.

Nada silencia al poeta,
que trasciende entre las rimas,
derramando lo que tiene,
sin frenos ni cortapisas.
El verso flota en el éter,
sobrevolando entre heridas
y no frena su cantar,
ni la más vil de las vidas.

Semillas quiere la tierra,
para su sangre cautiva.
Graneros en su regazo
y en su vientre quiere vidas,
que nazcan vivan y mueran,
sin carencias ni desdichas.
Amor sus seres desean,
para sin dolor vivirlas.

Nace el retoño en la rama,
como un brote que respira,
una luz entre tinieblas,
soñando que es carne viva,
la tierna piel que renace,
de la que muere y claudica.
Un verso que no se olvida,
retoñando entre las rimas.

La voz se quedó en el aire,
infinitamente viva,
en los ecos suspendida,
para que nada la calle,
tan bella es su melodía,
que hasta el trueno se retrae.
Voces que estando dormidas,
entre los labios renacen.

Amor que vive y respira,
aunque no se oiga a quien hable.




Autor
Antonio Carlos Izaguerri

PROTESTANDO POR PROTESTAR.


Este no es un buen lugar para vivir
aquí sobra la injusticia y la ambición,
y el clamor que se levanta es libertad
mientras domina el tirano a los demás
infundiéndoles terror.
El planeta se ha infectado de codicia
los humanos nos volvimos sus bacterias,
mas la Tierra ya se está recuperando
pues nosotros nos estamos ya matando
porque nos volvimos bestias.
                                                               
Entre virus, religiones y gobiernos
incluyendo a tantas guerras fratricidas,
nuestro mundo ya comienza a sacudirse
a los dañinos humanos siempre hostiles
que lo agrede y lo lastima.
Somos un punto entre todo el universo
pero creemos ser seres superiores,
se concentra la riqueza entre unos cuantos
y su poder nos obliga a estar callados
pues se sienten como dioses.

Mejor ya me voy de este planeta hostil
por tal me iré en el cohete de mis sueños,
a un lugar donde se viva con amor
donde no se venda a la bondad de Dios
ni el humano tenga dueño.
No, no me es posible hacer lo que pretendo
porque también formo parte del problema,
donde vaya lo echaría yo a perder
me contagié y libertad ya no tendré
ni siquiera en las estrellas.

Miento al culpar y que culpa yo no tenga,
y polemizo por falta de razón,
pues si levanto mi puño en plan de guerra
quizá la gente se apiade y me comprenda
y me dé un poco de amor.
Mas no quiero protestar por protestar
si he de gritar no será por compromiso,
ni el pragmatismo me hará que yo me aferre
a los preceptos que a mí no me convienen
eso sí ¡Que es enfermizo!




Autor
Antonio Carlos Izaguerri

HERMANO DE LETRAS.


No es por ser majadero
ni por ser intolerante,
si pediste amistad primero
ahora debes escucharme …

Necesitaría un gran sortilegio
para poder leerlos a toditos,
es por eso que yo privilegio
los escritos de mis amigos …

Comentarios yo no te exijo
porque no a todos escribo,
pero una estrellita yo brindo
y sepas que tus versos he leído …

Si me consideras hermano de letras
y dices pasar por ellas,
cómo es que me pruebas
que pasaste por mis poemas …

Si ser mi amigo quisiste
y en mis letras no te percibo,
no digas que no te lo dije
si ahora yo te elimino …

No reflexiones mi poesía
es lo que siempre yo pido,
visítame por cortesía
y vívela aquí conmigo …




Autor
Antonio Carlos Izaguerri

AMANTES EN LA INTIMIDAD.


Astro sensual de la noche esplendorosa,
tus fulgores en la densa espesura arremeten,
paz otorgas y los corazones fidelidad conceden,
tu beldad seductora de entusiasmo distinguida
propicia la exaltación de los férvidos amantes,
presentes, te dan los nobles … y desdenes, los fieros,
desde el horizonte tus tonos de luz camuflan
tu finura, algunos entes prueban tus brebajes,
embelesados por la dicha de tu vislumbre,
sumidos en el encantamiento de tu docilidad,
mas tú, rondando al astro rey con sigilo haces tu traslación,
hasta el encuentro -de dos astros- en un mágico eclipse.

Oh mía, en el mutismo de la noche apaciguada,
tu alma deambula cual itinerante sin categoría,
se clarifica nuestra unidad en su consumación
aunque lejos esté tu mundo de mi mundo,
arremeten las conjeturas sobre tus sábanas
y se ocultan bajo tu almohada, soñando, soñando,
con el eclipse de nuestras visiones,
persistiendo, el aro de nuestro idilio va encendiendo
a la fusión de nuestras integridades en el acto;
en la serenidad de la noche a tu conciencia llego
para que juntos forjemos ósculos y arrumacos,
y mis visores envuelvan a tu alma inquieta,
matando tus desolaciones, guardando la efervescencia,
bello ser, que camelará toda intuición de poeta,
si en este sosiego nocturno alimentas el fuego
de los sueños de amor nos remontaremos
al viaje perpetuo en el que hemos de amarnos,
repletos de donosura y picardías en la aventura
por la cual hemos de eternizarnos.

Tu alma siente el escozor, tu esencia de mujer
merodea por las calles de mi recóndito arrabal,
sin tenerme te exasperas, y cuando la noche
irrumpe, sin poseerme te intranquilizas …
mi ausencia incita a tus ojos a esbozar mi perfil,
tu trepidante tacto simula mi silueta,
mis esencias en tus prendas viven con calidez,
sin embargo, me necesitas, injertado en tu boya,
debes saber que también te busco,
junto a mí enarbolo tu integridad elevándote,
para sentir tu boca estrujada en el plebiscito
de un beso eterno y luego, poseerte y vibrarte
con estremecedor frenesí y así donarme…
me percibes, mi rigidez aclamas, me ofreces
el dulzor de tus humores con que me extasías,
entregándonos a esta exaltación del alma,
en esta complicidad de amores ajenos,
seremos así, amantes en la intimidad,
aun cuando alejados perdemos la cordura y la paz.

Cotidiana confrontación de tus pareceres,
estoy y no estoy, mi aroma te exalta,
se desgarra tu corazón simulando los deleites,
sabes con certidumbre que te hago falta,
y te acosa la pesquisa, ¿somos el uno para el otro?,
si no fuera así, las noches de arrobamiento
no tendrían patíbulo, pero en el acto enquisto
mi simiente en cada una de las urnas
de tu cuerpo, ¿crees que no me importas?
sé que me amas y por eso me apoyas,
siempre lo haces en cada levante del nuevo sol;
si me voy, sin duda caerás en el caos …
proyectemos nuestro afán tan ferviente,
unamos nuestra dermis en la fogosidad,
sin atender los juicios de los demás,
aliviemos las dolencias con la mañana que nos moja,
prosigamos para que seas sólo mía y no seas una más,
para que cada vez, bello ser, dejes de ser una extraña.

Amor eterno me prometes y yo te creo,
la expresión de tu alma esta vez es genuina,
y saberte así comprometida, me encanta
por la exaltación en la que me sumerges,
y así quiero vibrar tu espacio, con mi sonoridad
en tus sentidos y mi dulzor en tu boca
proyectando una sobrecarga de éxtasis y suavidad
sobre tu faz, y en tu hálito de eternidad
obtener la infusión de tu magia sin fin,
recorrer la totalidad de tu piel,
para alimentarme de las palpitaciones de tu ser,
trastocando a tu centro, para encenderlo,
irrumpiendo a tus nocturnos e inquietos arrebatos,
transmutándote a ti como descontrolada por mis besos,
y comprenderás porque te amo, bella mía,
elucidarás tus pesquisas, trascendiendo los placeres,
advertirás entonces que eres única entre las mujeres.

Sin duda soy un adicto a los embelesos
que emergen desde tu alma y que seduce
a mis sentidos … y el efecto que propician
en mí es el afán de liberar mis voces,
gracias por este arrebato que a ambos
nos induce la avidez de compartir trocitos del alma...
-saldremos ilesos, lo prometo que tu luz
con la mía resplandecen-.




Autor
Antonio Carlos Izaguerri

EL MIRAR DE LAS ESTRELLAS.


Pensares de tu arte colonial,
de tu sonrisa alineada acumulando extrañeza
de tus cabellos esparcidos en mi cabeza.

Cada hilo que intento de conectar
parece esfumarse en tu vívido recuerdo
tratando de recobrar nuestro supuesto encuentro.

Quédate aquí para seguirte recordando,
no me dejes solo después del camino
me perderé entre el olvido.

Ese árbol en nuestro final
donde miraremos las estrellas que a ti tanto te gustan
Y podremos disfrutar del éxtasis de nuestro último respirar.




Autor
Antonio Carlos Izaguerri