Ilumina la llama,
también quema,
fresca la sombra,
también tapa.
Sol que ilumina,
también abrasa,
agua que limpia,
o que envenena.
Rosario de palabras,
en la mente colgadas,
abrasadoras voces,
que aman o matan,
un rimero de alientos,
que en vida llaman,
como sutiles cantos,
como plegarias.
El amor ennoblece,
más también hiere,
como el hielo conserva,
hasta a la muerte.
Corazón palpitando,
que parado fenece,
también la vida es bella,
y también duele.
Es de justicia,
dar lo que es justo,
pero anda la injusticia,
mordiendo el mundo,
placeres que enamoran,
más también matan,
como envenena el aire,
de infectas cloacas.
¡Ay!, quien pudiera,
llenar de vida,
la vida prematura,
que no culmina,
retornar la hermosura,
a la flor que marchita,
dar luz en las tinieblas,
que el mal abrigan.
Magia que engaña,
pero que atrapa,
viento que amaina,
pero que espera,
sueño que aplaca,
pero que inquieta,
si es pesadilla,
cual la mirada,
que grita o ama.
Amor que duele,
amor que agranda,
amor que humilla,
amor que ensalza,
amor que nubla,
o amor que aclara,
amor sin dudas,
amor que llora,
que purifica.
Autor
Antonio Carlos Izaguerri