Sueño la tarde que te conocí,
Nunca olvidaré aquella sonrisa,
Combinación perfecta de doncella
Y frenesí inquietante de hermosa mujer.
Pasó el tiempo sin que estuvieras,
Conocí virtudes de mujeres seductoras,
Encontré mentes soñadoras llenas de
dulzura,
Pero nada que me devolviera la cordura,
Pero desde aquella tarde mi mente te
pertenece
Como la arena pertenece al mar si la
acarician las olas.
El destino se vuelve incierto
Al combatir la ignorancia humana hacia los
senderos del amor
Y la oscuridad ocasionada por la distancia
en el tiempo.
Te conocí y me enamoré,
Entregué mi corazón y alma en un solo deseo,
Quererte y tenerte siempre … ¡Junto a mí!
Mas hoy todo esto se volvió tan sólo un
sueño,
Una historia para recordar.
La tarde en que te dije ¡Te quiero!
El resplandeciente brillo de amor en tus
ojos,
La sonrisa tímida y coqueta
Y la dulzura de tu voz.
¡Tan sólo un recuerdo quedará!
Y aún la dolencia de haber sentido una
traición,
Pero guardaré celosamente lo más bonito de
ti
En lo más profundo y bello de mi corazón.
Autor
Antonio Carlos Izaguerri
Antonio Carlos Izaguerri
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