Se necesita una musa inspiradora
Tanto de alma como de piel
Que le dedique al día tan solo una hora
O toda la noche que mí me va bien.
A cambio de eso yo invento poemas
Donde la dejo radiante cono Rapuncel
Con su pelo peinado con una corona
La dejo una reina sobre su corcel.
Que su
corazón palpite sin ninguna demora
De encanto o de miedo vaya usted a saber
Por estos poemas los que nunca sobran
Preciosas palabras de amor y placer.
Todo lo que surja quedará entre nosotros
Guardado en secreto en medio del Edén
Maravilloso jardín que hace reír sus ojo
Y a mí ponerme alegre como un cascabel.
Si usted sabe de una por favor ubíquemela
Que este asunto me tiene a mal traer
Dígale que la espero como una crisálida
Que colma mis sueños al atardecer.
Autor
Antonio Carlos Izaguerri
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