Como el río al chocar con las piedras
que con dulce medodía besa el mar:
de la misma forma alívia mis sentídos
el intenso, pero apreciado don de tu amistad.
Eres música que a la mar envuelve
aquél inmenso horizonte, embutiendo toda
paz...
Eres del ser lo más sublime,
que en el alma irradia el calor de tu amistad.
Sólo puedo concebir, sinceramente,
por la naturaleza del vivir,
el adoptar, con todo agrado:
de tu alma, la sinceridad de tu amistad.
Si acaso de mí, algo quieres esperar,
que sea, por favor, lo mismo que me das;
al brindarme, con toda honestidad,
el intenso, pero apreciado don de tu amistad.
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