Se van quedando en silencio.
Amordazados se quedan.
Tan solo se oyen los ecos,
de las palabras que fueron.
De los restos que quedaron,
rebotando en los cerebros.
Pensando quedan hieráticos,
casi estáticos, sin cuerpo.
Presos en los pensamientos,
atrapados en el tiempo.
Y dando un salto acrobático,
las cadenas van rompiendo.
Va caminos recorriendo,
el incansable viajero.
Despojándose de lastres,
que frenan sus sentimientos.
En un caminar fantástico,
va hollando cada sendero.
Senderos llenos de trampas,
donde cada paso deja,
la impronta de sus anhelos.
El silencio va llenando,
de pensares el camino.
Mientras se acerca el destino.
Amores entre las dudas,
con ribetes de amarguras.
Y en la senda las locuras,
que jalonan los caminos.
El silencio es la cordura,
que a la vida da sentido.
Se van quedando sin habla,
quienes el pasado olvidan.
Olvidando travesías,
que quedaron entre brumas.
Que flotando como cirros,
desde el pasado nos miran.
Un amor, que va naciendo,
desde las profundas simas.
Emergiendo como un géiser,
del núcleo de la vida.
Incansable es el silencio,
de la inmensidad que cura.
Amor, entre los helechos,
que brota entre la espesura.
Autor
Antonio Carlos Izaguerri
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