Tu pluma ante injusticia nunca calle
galopa al viento, alerta como el gallo,
libre albedrío te guíe y no falle.
De ningún Dios te sientas su vasallo
y construye en tu mente la muralla
que te impida caer en un trasmallo.
No te ciegue el amor por la rocalla
ni por lo banal nunca desencalles,
mas si hace falta tira de la tralla.
Ante la necedad jamás te calles,
si la fea injusticia monta bulla
que grite tu voz por montes y valles.
Que no suene tu voz como farfulla,
sea cantar de gallo, no de pollo,
no logre dominarte la cogulla.
Aunque peligre en tú despensa el bollo
Que nadie consíga que tu voz se calle
ni cambien tu pensar con un mal rollo.
No permitas que tu velero encalle
en las aguas tranquilas del buen muelle,
navegue por la mar y que batalle.
Que a tus letras no falte nunca fuelle,
sirvan para librar dura batalla.
¡Así se escriba y así se selle,
la pluma del poeta no se calla!
Autor
Antonio Carlos Izaguerri