lunes, 27 de abril de 2020

DEJÓ EL CAMINO EL VIAJERO.

Camina sin prisa el sabio,
reflexionando sin pausa.
Con la mente y los sentidos,
simbióticamente unidos,
como la tierra y el agua.
Absorbe lo que acontece,
como una esponja que bebe,
de la humedad de la nada.
Las ideas van y vienen,
como ráfagas que hablan.
Y susurra entre los dientes
lo que su frente le manda.

Viaja la sombra a su lado,
que su presencia resalta,
imitando sus maneras,
como si el ser levitara.
Va acariciando las piedras,
con la sombra de sus ganas,
y los árboles se inclinan,
para refrescar su marcha.
La cadencia de sus brazos,
como las gráciles aspas,
al balancearse hablan.
La brisa abre camino,
para que piense quien anda.

Senderos quiere la mente,
para encontrar su morada.
La morada del saber,
entre atajos sepultada.
Sinuosos laberintos,
sembrados como cizaña,
para probar la pericia,
que desmenuce las trampas.
En etéreas avenidas,
se va perdiendo la vida,
en una quimera anclada.
Estelas entre la niebla,
que conducen a la nada.

Camina la sinrazón,
junto a la ira enquistada.
Dando furibundos pasos,
que como losas aplastan.
La voz curtida del sabio,
en su medida templanza,
habla dejando verdades,
y cada palabra escrita,
impresa a fuego resalta.
Camina la necedad,
sin licencia ni verdad,
en la mentira arropada.

No se cansa quien no medra,
de contemplar la belleza.
No se detiene quien piensa
y no se hastía quien ama.
No retrocede el valor,
cuando de valor se trata,
ni vuele hacia atrás la vida,
aunque el pasado le habla.
No vuelve quien se marchó,
ausente de amor y ganas.
Y no regresa el saber,
cuando la ignorancia manda.

Dejó el camino el viajero,
al ver que no andaba nada
y sentado se durmió,
con la vida que quedaba.





Autor
Antonio Carlos Izaguerri. 

LA LUNA SE RETIRÓ.

Ente las luces nocturnas
de las lúcidas luciérnagas,
la magia esconde los trucos
que hacen fieles prisioneras,
a las despistadas mentes
y entre pasado y presente,
transcurre la vida entera
entre dolor y placeres.

Grumos de sabias conquistas,
van quedando en el camino
y se impregnan las ideas,
de la esencia de sus triunfos.
Acariciando el destino,
vaga la vida sin rumbo,
olisqueando las metas
ocultas en el futuro.

Sembradas entre los huecos
que deja la desmemoria,
van germinando los años
con la marca de su impronta.
Caminos que no se hollaron,
montes que no se subieron
y promesas incumplidas,
entre verdades y celos.

El ave vuela hacia el sur,
donde su vida la lleva
y segura de su meta,
su pico el rumbo señala.
Aleteos acompasados,
como gira la saeta
y desafiando al viento,
orgullosa su cabeza.

El amor se va escurriendo,
como una gota viajera.
Entre temblores los órganos
se alinean con la cabeza
y en el cenit del aliento,
se entrega toda la esencia.
Los ojos enarbolando,
destellos en su ceguera.

Solas quedan las palabras,
entre sus mágicas letras
y la voz entrecorta,
hace de su son piruetas.
El labio apenas se mueve,
pero el sonido se altera.
La savia corre en los labios,
para engrasar a la idea.

La luna se retiró,
dando paso a la contienda
y las cigarras cantaron,
en su calidez de siesta.




Autor
Antonio Carlos Izaguerri. 

TE SALUDO AMOR PROHIBIDO.

Arrestado en el sentir,
templo la fibras,
en el rabioso vivir.
Un preso en el devenir,
que se agita entre emociones.
Proyectadas ilusiones,
en la llama de un candil.
Olas de emoción calladas,
que quieren fuera salir,
amores que van pasando,
dejando su huella, al fin.

Preso en el cálido templo,
o en el extendido fuego,
donde vive el sentimiento.
De hito en hito sentir,
en el solaz pensamiento,
que decora el porvenir.
Una mirada sutil,
en los jardines floridos,
que acabarán por venir.
Hollando de vida el tiempo,
para poder discernir.

Encarcelado en el sueño,
donde viven los terrores,
mezclados con criaturas,
de enamorados colores.
Vestido de blanco el sueño,
de negro vivos temores,
la voz que como estertores,
nace profunda en la sombra.
Entre rejas limitado,
la mente ensancha su grito,
seductores vericuetos,
entre el follaje se asombran.
Henchidos los pensamientos,
de nuevas giros y formas,
aleteando las ideas,
entre voces sin sonido.

La mente libre por fin,
el talento que se nombra.
En los abultados trinos,
la vida subyuga y goza.
Entre rejas reprimido
y un amor que se desborda,
en el caudaloso río.

Adiós trinchera de asfalto,
de yeso, espuma y ladrillo.
Adiós frontera de sueños,
adiós al viejo estribillo.
Te saludo amor prohibido,
vuela en el viento conmigo.




Autor
Antonio Carlos Izaguerri. 

AMOR ETERNO.

Muchos años vivieron su amor
entregados el uno a la otra,
complaciéndose en todo momento
y siempre la vida disfrutando.

Cumplieron con aquel juramento
que un día, frente al altar se hicieron,
y en situaciones buenas y malas
se apoyaron amorosamente.

El destino celoso decidió
entre ellos dos entrometerse;
sin piedad alguna los separó,
sumiendo al hombre en la tristeza.

Hoy, la resignación ha llegado
y cuando aparece la nostalgia
en la música va a refugiarse
entonando bellas melodías.

Entre cada nota apasionada
le envía mil flores hasta allá,
seguro de que ella estará
esperándolo llena de amor.




Autor
Antonio Carlos Izaguerri. 

TUS MANOS.

Tiernas manos las que a mí me tocan,
son como plumas suaves y livianas,
sensibles manos que me provocan,
y hacen mis tristezas tan lejanas.

Al roce de tu piel vivo atrapado,
una necesidad más allá de mi razón,
sin sentir tu tacto, vivo congelado,
inevitable vicio para mi corazón.

Caricias, han sido siempre esas caricias,
las que me cautivan y enceguecen,
despiertan en mí, ambiciones y codicias,
son pensamientos que me enloquecen.

Dependo de tu silueta, tu presencia,
tus sentimientos, toda tu esencia,
el paraíso a tu lado lo veo cercano,
“QUISIERA IR CONTIGO, PERO DE LA MANO”





Autor
Antonio Carlos Izaguerri. 

CAMINO DEL AMOR.

Quiero volver a caminar
por el sempiterno camino del amor
sé que no está plagado de rosales
que hay abrojos, espinos y mucho dolor.

Sin embargo quién no se ha deleitado en su andar,
quién no ha bebido
de su vino embriagante y consolador
quién no ha sentido las coronas de sus puñales.

En el lecho del cielo
donde viven las estrellas y las galaxias
donde se forman las constelaciones.
Allí a donde se rasga el velo
de la novia al asombro de las emociones
el amor vive entre las triadas.

Cuando el sol oculta su majestuoso velo de fuego
dejando ver la cintura del horizonte
el helio se filtra taciturno entre los amantes
llenando de amor los cuencos de sus cuerpos
buscando el rescoldo del amor primigenio
que solo el beso mullido de la mirada
perdida en la noche, lo da como ruego.

El valiente arquero afina su puntería
tiene en la mira el corazón de una doncella
que espera conquistar con su galantería
no sabe si se le dará el amor por ella.

Pasional dispara la flecha
sintiendo correr ríos de sangre por sus venas.
El amor sintiéndose listo para la cosecha
bebe del vino del tiempo enjuagando sus penas.

Mi cometa de sueños multicolores
escribe tu nombre en el firmamento
sigue la huella de tus fragantes olores
buscando el camino del enamoramiento.

Volveré, volveré a soñar
que despierto en tus brazos morenos.
Volveré, volveré a entonar
melodías de amor en días serenos.

Tu sendero del amor será mi sendero
capitularé con el cielo mi regreso
tendrás mi nirvana como tu escudero.
Y otra vez, otra vez el amor me dará tu beso.




Autor
Antonio Carlos Izaguerri. 

MUÉSTRAME QUÉ SABES HACER.

Muéstrame poco a poco
Sentimiento a centímetro
Las notas únicas
Al sabor del tacto
Muéstrame los acentos y rimas
En las letras que llegan
Hacer cuando estás en mi vida
Muéstrame que sabes hacer
Muéstrame con punto y coma ...

Muéstrame poesía para que poder servir,
En las noches de vigilia que suelo repetir ,
el nombre de mi amada sin poderme contener.
Te pregunto con anhelo, porque es menester.
que conozca el destino de mis versos y rimas.
seguirán reposando inermes sin cobrar vida.?
La boca de mi amada pronuncia el nombre de otro
y este oprobio enlutece a diario mi rostro,
más que ver mis poemas en un cajón silente
¿será mi boca el guardián por siempre
de las declamaciones de mi corazón a solas?
serán sepulcro de sus románticas estrofas?

había pensado retirarme de esta poesía,
no encontraba palabras para describir algo.
de repente veo tu sonrisa  
y me entro duda en que podría demostrarte.
yo que solo hago poesía, pero vivo de ella cada día,
es la inspiración de mi día a día.
muéstrame que sabes hacer tu por la tarde.

Podría mostrarte tantas cosas si me dejarás.
Pero tu inquinia  a declamar en compañía me retraen.
Cómo poder escribir bellos versos
que sucumban en bellos poemas
y no poder decirte lo que siento.
Es qué mi pasión por la poesía
nació antes que yo;
después de abrir los ojos,
los versos fueron mi lactancia.

Enséñame,
que yo de ti aprenderé,
sin acentos y con adverbios,
lo que yo realmente sé de tí,
cuando quiero aprender de tus besos,
esos besos más cálidos y siniestros,
que me besan como el sol,
en la misma piel,
enséñame, que yo sólo quiero aprender,
a ser de ti y de tus besos.

Muéstrame qué sabes hacer.
Cualquiera puede besar,
besos dulces como el mar.
Cualquiera puede abrazar,
cada centímetro sin par.
Cualquiera puede acariciar,
cual brisa y rocío matinal.
Cualquiera puede amar
de forma tierna y sensual.

Pero los besos que me das,
esos nadie me los puede dar,
los abrazos que me entregas,
nadie me los puede entregar,
las caricias que me otorgas,
nadie me los puede otorgar,
y tu amor a manos llenas,
ni mi corazón me han de llenar.
Muéstrame qué sabes hacer.

Muéstrame que sabes hacer
Y yo con mi léxico y mi alma
Abrazare tus verbos
Descubriré tus gustos
Y seré tuyo por las noches
Muéstrame que sabes hacer
Con la brisa del viento
Con el agua de la lluvia
Con el amor que te brindo.

Muéstrame que sabes hacer
cuando por las noches me desvista ante ti
y te cuento cada uno de mis miedos
cada una de mis virtudes
y cada motivo por el que he decidido quedarme acá.
Muéstrame que sabes hacer
cuando me gane el coraje y me de por llorar
cuando mi risa sea tanta que me pueda ahogar
cuando mis problemas sean un caos.
Muéstrame que sabes hacer
cuando finalice el día y te quiera llenar de placer.
cuando entre la rutina te diga que quiero más de ti,
cuando se me escape un te amo con la voz quebrada.

Muéstrame qué sabes hacer,
en donde tu discurso desconoce mi pausa,
en la risueña noche que extraña tu alba,
en tu mirada dulce que se deja ver,
en esta inexplicable ausencia,
en un permiso que no llega,
en el sabor de la siesta ajena
Muéstrame si te atreves a deshojar la noche,
a traerme las estrellas para que sean sólo mías
en ese abrazo que no llega a ser magia en primavera.

Como mostrarte el fondo de mi corazón; 
si esta agrietado por el dolor.
Cómo traerte el cielo y las estrellas para darte mi amor.
Es consecuencia de mi amor moribundo, 
que deseo que viva con fuego en mi corazón.
Será que te amo, o será dolor.






Autor
Antonio Carlos Izaguerri. 

domingo, 26 de abril de 2020

VOCES QUE VISTEN Y AMAN.

Ruge el león en la sabana
y barrita el elefante.
La tierra vibra latente
en la pradera agrietada.
De vidas está sembrada,
de espléndidos amaneceres,
mueren y viven los seres
en simbiosis con la nada.
Sobrevivir en sus carnes,
principio y fin, sin fisuras
de lucha y amor sin mácula.

La flor al Sol se levanta,
para mirarle a la cara
y su cálida mirada,
va embelleciendo su estampa.
Abre sus brazos de seda,
su rostro de porcelana
y el aroma de su aliento,
perfumando la mañana.
A su madre tierra anclada,
va regalando su alma.

Hermosa la voz trinada,
del ruiseñor en la rama,
mientras los atardeceres
ponen su canto en la calma.
Arpegios entre las notas
de sus perfecta garganta,
que se va llevando el viento
como una brisa de plata.
El sonido se desliza
entre el corazón y el alma,
en singular privilegio
con la vida que declama.

Ni una fisura en la noche,
ni una brizna que se escapa,
ni un ínfima partícula
puede desnudar su estampa.
Soñar sin sentir el viento
acariciando la cara.
Ni un resquicio entre las voces
que a duras penas aclaman.
Vivir con la mente plena
de sensaciones tempranas.
Ni una corriente que arrastre
el perfume de sus ganas.

Tronó la voz de los siglos
presos en la encrucijada,
entre la duda y la sombra,
entre el ayer y el mañana.
Cantó la flor y el jilguero,
vistió su traje de nácar
y desgranando su amor,
puso pasión en sus alas.
Rugieron en la maleza,
los seres en su añoranza
y saltaron los resortes,
de sus fatigadas almas.

Amor que sufre y congela,
que da vigor y esperanza,
que derrite las nostalgias
en las gélidas mañanas.
Amor que sueña y perdona,
que brota, crece y se escapa.
Entre los ojos sin verlo,
en las prematuras canas,
sobrevolando entre notas
melodiosamente humanas.




Autor
Antonio Carlos Izaguerri. 

AROMAS ENTRE LOS LABIOS.

Lúcida nace la criatura
y en sinuosa singladura,
va amputando los sentidos,
Frena sin tregua el instinto,
que nace prístino y noble
y va coartando los goces,
de su personal camino.
Así, va colmando su bagaje,
de fútiles desatinos.

Va sembrando desventuras,
quien a la violencia acude
y no falta quien la cuide,
en pos de sus apetencias.
Senderos de la belleza,
calcinados por el odio
y un camino de rastrojos,
enturbiando sus destinos.

Prisión de etéreos barrotes
que va cercando conciencias
y en aras de la inconsciencia,
va socavando lo noble.
Surcando sobre la frente
cicatrices y temores,
gotas de sangre recorren
los enquistados terrores.
Se han desatado las cinchas
que oprimen y que corrompen
y se vislumbran rendijas,
donde la luz se desborde.
Envueltos entre vapores
se disuelven los temores
y regresan las sonrisas,
que se perdieron sin norte.
Las voces suenan a risa
entre los labios de bronce.

Versátiles las ofensas
que se prodigan sin nombre,
corazones sin esencia,
ya rotos desde que nacen.
Volutas de negra inquina
con podredumbre en sus bordes
y nefastas criaturas,
en el fondo de los Hombres.
Así, el odio camina,
donde la maldad se esconde.

De solitarios perfumes
se barnizan los amores,
que en su seno van forjando,
desatinados rencores.
Efluvios de seca sangre,
entre lo necio y lo noble.
Se van quedando vacíos
los enriquecidos cofres,
llenos de pura belleza
cuando es el amor su nombre.

Aromas entre los labios
que suspiran en el aire,
entre la pena y la dicha,
entre el amor y el desaire.
Senderos entre los ojos,
enriquecidos y nobles.
Torna la vida a su cauce
preñada de pura madre
y sus caricias se abrazan,
a quien sin odio acompañe.





Autor
Antonio Carlos Izaguerri. 

UNA SINCERA SONRISA.

El puente desde el que cruza
el amor hacia el olvido,
sembrado de viejos tópicos
y de antiguos laberintos,
va marcando la distancia,
para alejarse del mismo.

Una voz que se desliza,
en un grito convertida.
Una palabra ominosa
de matices sin sentido,
unos gestos que trastocan
la melodía de los siglos,
necios y soeces rictus
que desafinan sin tino.

Va mermando la distancia,
como merman los instintos
y la vida se aproxima,
como el Sol en el camino.
Bebe el aliento que envuelve
a el aliento recibido
y se destapan las fosas,
donde se acuesta el destino.

Negros nubarrones tapan
el amor nítido y prístino
y reverberan las notas,
de los corazones rítmicos.
La sombra cubre el verdor
de quien florece en si mismo
y se bañan de negrura,
los amores más sentidos.

Senderos entre las zarzas
de sinuosos caminos.
En la frontera del tiempo
viaja sin prisa el viajero,
que va plasmando su impronta
dando a la vida sentido.
Gesticulan las estrellas
para dar al amor paso
y los besos se descuelgan,
de los madurados labios.

Colgando quedan los sueños
en el mar de los abrazos
y se difumina el tiempo,
cuando es sinuoso el trazado.
En equilibrio la vida
en los sueños vacilando,
pisa la tierra marchita
que va creciendo debajo.
La Luna pliega sus rayos.

En el silencio los gritos,
rencores desenfrenados
y sobre la calma el trueno,
que a la verdad hace añicos.
Resplandores en los rostros
que su palidez desnudan
y prematuros sollozos,
entre lágrimas cautivas.
Unas voces de consuelo,
que entre los rastrojos miman.

Se fue mirando a los ojos
como la nobleza obliga
y en los entreabiertos labios,
una sincera sonrisa.


Autor
Antonio Carlos Izaguerri. 

SOÑAR DESPIERTOS.

Al despertar la mañana
van despertando las ganas.
Las ganas de bucear,
en las corrientes que pasan.
Corrientes de los deseos
que bullen entre las aguas,
efímeros o forjados,
con el fuego de las brasas.
Brasas de firmes promesas,
que en la vida se desangran.

Buscó el viajero el recuerdo
en cada paso que daba
y las promesas volvieron,
a recrearse en su cabeza.
Entre las espesa hojarasca
va quedando la confianza,
ajada por los desmanes
de quien no respeta nada.
El viento empuja su espalda,
para agilizar su marcha.

Despierta el duende escondido
que habita ente la maraña,
de entretejidos sentidos.
Y se va desperezando,
como despierta la sombra
cuando la luz se ha perdido.
Crujen los trágicos huesos
ausentes en el olvido
y sueñan que se despiertan,
los hechos acaecidos.

Soñar que se está despierto,
para soñando, estar vivo.
En las silenciosas voces
que arengan en los oídos,
se van nombrando sin nombre
los sinuosos caminos.
Soñar que pensando llenas
de las dudas su vacío.
En la duermevela plácida,
se despeja lo vivido.

Se fue quedando en silencio,
se replegaron los gritos
y la ausencia del sonido,
dejó desnudo lo auténtico.
Se transformaron las notas
en gestos, muecas y signos.
Quedó la palabra al pairo,
del viento de su sonido
Y las voces esperaron,
para dar tiempo al sentido.

Al despertar la mañana
se disuelven los idilios,
como jirones de sueño
en las sábanas perdidos.
Al alba se quedan mudos,
los amorosos sonidos.



Autor
Antonio Carlos Izaguerri.