La razón se ha perdido,
entre arrugas y pliegues,
soslayada y oculta,
en las miradas cómplices,
argumentos poliédricos,
disfrazados de auténticos,
y plegada en los labios,
se ha perdido en el viento.
Cuánto cuesta un suspiro,
cuánto vale un lamento,
si la justicia asoma,
y se oculta de nuevo.
Cuando cuesta el valor,
que no recibe premios,
y se oculta entre mitos,
de apariencia de cuento.
Se ha quedado dormida,
en el fin de los tiempos,
una verdad perdida,
una razón sin hechos.
Pletórica se ha ido,
de amores en los sueños,
y ha encontrado el camino,
al volver a su encuentro.
Larga senda de obstáculos,
preñada de diatribas,
de muros que la ocultan,
de rejas que la embridan,
de puertas infranqueables,
de vallas infinitas.
Larga senda de aciertos,
y de errores que gritan,
los corazones nobles.
Entre contrastes habla,
entre gestos se excita,
en los rictus se pierde,
entre los labios vibra,
y un torrente de notas,
de verdades sencillas,
ha plasmado la historia,
ha resuelto el enigma.
Sangra de amor la vida,
entre peñascos rota,
al capricho del tiempo,
entre las horas sola.
Se ha quedado entre versos,
el amor que no olvida,
y sembrado de notas,
se ha quedado dormido,
reclamando justicia.
Así, quedan los sueños,
la realidad explícita,
el amor en el centro,
de la elipse que gira,
y un fugaz pensamiento,
que en el viento pulula,
un andante viajero,
que sin prisa camina.
Autor
Antonio Carlos Izaguerri