Fue en aquella tarde
Tan llena de suspiros
Que rompiendo las distancias
De separación de nuestros nidos
Cuando llegué a la primera estación
Anocheciendo …
Era el inicio de nuestra separación
Con promesas y sin olvidos
Que sellamos esa tarde tan lejana
Con besos dulces y lágrimas
Rodando por mejillas encendidas
Borradas y ocultadas
Entre los pliegues
De pañuelos blancos
Y palabras de amor
sin fin
De dos mariposas que iniciaban vuelos …
Vuelos distantes
Sellados en las gradas del tren
De las aventuras de juventud
De una primavera que hoy recuerdo
Aunque el tiempo pasado ha sido largo,
Y a pesar de aquello
Aún se siguen
cultivando las flores
Y el dulce néctar …
Por más de seis decenas de años
Cumpliendo la promesa de un sí
Que anticipamos esa tarde
En las gradas de un concurrido tren
De aventuras nuevas y obligadas de la vida.
“Hasta que la muerte nos separe”…
Compromiso intenso que esperó pacientemente
Nuevos largos años para sellar
Esa promesa que había iniciado vuelos
Lejos del templo
En ceremonia de besos y cariños.
Autor
Antonio Carlos Izaguerri