Llegaste normal un día y a mi te presentaste,
conversamos un rato como lo haría con
cualquiera
luego de un par de horas supe que eras
diferente,
no sentí nunca que fingieras.
Me calaste profundo sin darme cuenta,
en un momento en el que creí tener mi vida
consolidada,
mis metas claras y mis deseos establecidos,
cuando me vi feliz y completamente “enamorado”.
Pero ahora que tus palabras me has dado,
que tu corazón como un libro me has abierto,
y que como una gran amiga has esfumado mis
angustias
no aseguro estar sintiendo lo correcto …
La paz que no encuentro en mi cotidianidad
vienes a dármela tú en un instante
con tu paciencia de hierro y tu cariño
desbordante,
sólo una palabra tuya para mi basta,
sólo TÚ Y YO nos entendemos como nadie.
Nos entendemos porque somos iguales …
Dos mitades y complementos perfectamente
sincronizados,
somos los sueños de un escritor con fiebre,
el guion de una película de Hollywood,
Somos TU Y YO unidos para siempre.
Te conozco y me conoces
en la medida de lo comprensible.
Te apoyo y me apoyas
aunque lo crean imposible.
Y es que te miro a los ojos y la paz me
inunda,
y es que cuando me hablas me siento seguro.
Me es más difícil enojarme contigo que con
cualquiera,
me es imposible ignorarte aunque quisiera.
Con un susurro que ni siquiera lleva el viento
van creciendo las flores del amor que creí que
no existía,
con mi alma desnuda y un suspiro
voy a decirte ahora aunque me creas confundido
…
ya no te veo más sólo como mi amiga…
Y si bien esto se queda como un sueño
en secreto ya se unieron nuestras voces,
gané un amor en un amiga lejana,
gané la vida en unos versos encantadores.
Autor
Antonio Carlos Izaguerri