domingo, 16 de enero de 2022

CON LAS CARNES ABIERTAS.

El corazón saltando en su habitáculo,

con cada emoción ya se desboca,

como un equino alado vuela y sueña,

como si en vez de carne fuera goma,

grita sin voz ante el efímero espectáculo,

que a través de los ojos se acelera,

en un aluvión de sentimientos bota,

un acordeón que se estira o se acorta.

 

La conciencia es el cofre que se abre,

si la llave que se usa es la correcta,

y al abrirse se descubren las verdades,

que escondidas están entre las grietas,

y al ver el corazón con las entrañas,

se ve la realidad pura y auténtica.

Es amor lo que desborda el ánimo,

y es la pasión la que logra poseerla.

 

El necio vive al margen en su esbozo,

cubierto entre los pliegues de la capa,

la capa, que encubriendo lo mediocre,

parece a toda luces que es auténtica,

mostrando ante la gente otra careta,

y mientras su maestro en su vendetta,

arrebata la esencia que le queda.

De lujo va vistiendo la apariencia.

 

El temor va sumergido en la conciencia,

que activa los resortes que la integran,

y así nace el valor, que fluyendo sin voz,

va descubriendo de la vida sus esencias.

Se aleja cauteloso el poderoso,

cuando la cruda realidad se acerca,

con las armas de las verdades que le cercan,

y así vence al gigante, la piedra más pequeña.

 

Abre sus carnes, torturada la Tierra,

en sus entrañas late la tragedia,

una inmensa fragua trepida y reverbera,

gritando a quien se atreve a apuñalarla,

a despreciar su instinto maternal,

que abraza a todo ser y le alimenta.

Va perdiendo su cuerpo lozanía,

y las llagas del castigo ya se muestran.

 

El corazón temblando de alegría,

ha latido más fuerte solo al verla,

y siente que se ensancha, que palpita,

al ver que su presencia se hace más nítida.

Habla sin voz, porque el valor le grita.

 

 

 

 

 

Autor

Antonio Carlos Izaguerri 

AL RITMO DEL LATIDO.

No sabe el corazón de normativas,

ni sabe la razón de sentimientos,

la vida va bailando como el viento,

danza como las olas en el airado mar,

como una bailarina al ritmo de su cuerpo,

como un caudaloso río, que al azar,

golpea las orillas, como una pesadilla,

que atormenta sin piedad al soñar.

 

Amor entre comillas, que al dudar,

la esencia de su cuerpo se vacía,

los nudos que le unen se desatan,

ya el aliento no es apacible y cálido,

ni altera los latidos ni los pálpitos,

ya no escancia su mágica alegría,

ni voltea del revés las fantasías,

ni de su fuerza y energía es amo.

 

Como quema la sangre enardecida,

que fluye al corazón y allí bombea,

como palpita la verdad en la ceguera,

en los cerrados ojos que no piensan,

el lento parpadeo de la sonrisa,

ya no besa el aliento de la vida,

van ardiendo los leños en la hoguera,

y en los grises rescoldos aún queda vida.

 

Amor, que entre los restos grita,

que de las ruinas sin parar renace,

como de entre las piedras la flor nace,

un devenir de sombras y de ideas,

que afloran entre las luces cuáles sean,

y alumbran los senderos que se acercan,

siguen cantando con su voz cristalina,

ruiseñores y alondras con sus rimas.

 

El manto de la vida nos envuelve,

en un remolino de mociones,

y en los goznes girando sueña el Hombre,

en el violento vaivén de las desdichas,

y así, a veces, pierde el Norte,

y bailando otras danzas que cautivan,

en los abismos más profundos se sumerge,

en los rincones, donde la luz se esconde.

 

Amor de celofán que envuelve el alma,

amor de corazón que grita y salta,

al ritmo del latido que le abraza.

 

 

 

 

Autor

Antonio Carlos Izaguerri 

EN LA DUDA, LA PALABRA CALLA.

Hice callar la pasión para no inquietar las distancias,

pero mi voz interior, en el silencio de la alcoba,

le busca y la encuentra desnuda de miedos y dudas.

 

Me miras con tus ojos de miel, ansiedad y ternura

y conviertes el silencio en el crepitar de las llamas,

entre ellas, su piel aterciopelada desnuda me llama.

 

Le pusiste sonido a mis deseos y a mis manos alas,

plumas que surcaron por tu cuerpo de seda y olas,

como nave por la inmensidad de una mar ondulada.

 

Ven a mi puerto, me dijeron sus manos alargadas

y sus piernas torneadas, y mis deseos fueron velas

desplegadas con el rugir de mi pasión contenida.

 

En ese silencio donde las miradas de pasión hablan,

entre las cálidas sábanas, dos cuerpos se solazaban,

se esparcían entre ellos como raíces de la higuera.

 

Brotaron las voces de la tierra con besos abonada,

se desbordaron todos los ríos, la lluvia se deslizaba

por colinas y ensenadas, fueron testigos las llamas.

 

Amor, dame tus labios abiertos, los míos te llaman,

deja que mis manos acaricien tus pechos de seda,

hazme sentir el rugir de tu pasión por mis espaldas.

 

En la duda, las palabras no callan, se preguntan:

Amor, cuánto me amas, y sin hablar, te atrapa

la miel de sus ojos y la fresa de sus labios grana.

 

La noche llega con deseos del cuerpo, se cierran mis ojos si duermo y mi pasión crece... y despierta en un sueño:

 

-Amor, dame tus labios abiertos que quiero llegar al centro de tu mundo

-Entra, amor ... no te demores un segundo.

Y mi pasión se abre camino entre velos de seda y el almíbar de su colmena.

-No pares, chiquilla... dedos arañan mis espaldas y se multiplican mis deseos por ella.

 

 

 

 

Autor

Antonio Carlos Izaguerri 

¿QUIÉN SOY?

A veces me pregunto …

¿quién soy?

Soy ese ser

manso y tranquilo

que no busca conflictos,

Como mar en calma

como suave brisa

que no tiene prisa

que muestra su alma

cuando habla contigo,

O tal vez soy viento

Impetuoso, enérgico

fuerte y decidido

que enfrenta la vida

con gran valentía.

Quizás soy el fuego

que te da calor

que abraza y abriga

que a amar se dedica

como una misión,

O esa niña herida

que a veces se pierde

en viejas tristezas

que a veces se aleja

se encierra en sí misma

¿Y amar no se deja?

Puede que yo sea

Un poco de todas …

A veces gacela

A veces leona

según la ocasión

como camaleón

que a todo se adapta

Y así sobrevive.

 

¿Quién soy?

Así soy,

como lobo,

astuto,

calmado,

meditado,

como esperando.

Feroz a veces …

y otras sigiloso,

sensato,

y desconfiado.

De fino olfato ante el peligro,

y cauto.

Receloso de todo …

pero libre.

Soy así incalculable,

insostenible.

Con ratos de paciencia ...

e impaciencia también.

Indefinible,

Imperfecto …

pero auténtico.

Propio,

creativo y frágil ante el dolor.

Amigo de la soledad,

habitante de la ausencia.

Fiel a la quietud y al silencio …

como lobo …

ni blanco … ni negro … gris

 

¿Quién soy?

Soy fuego, soy fiera, soy niña también,

Soy sincera siempre.

Soy mujer indomable, sufrida, callada

Soy observadora y soy sigilosa.

Un águila a veces, en otra paloma.

Soy fiel y honesta, soy justa.

No soy vengativa, pero sí rencorosa.

Yo soy siempre libre.

Soy fuerte, de acero por fuera,

de lana por dentro.

No soy de llorar, no soy de entregarme

al dolor que siento.

Soy pasión y soy amorosa,

soy leal amiga si no me traicionan.

Soy alérgica grave a la hipocresía,

y la mentira no va en mi camino.

Soy yo, no soy otra

Como soy me amo.

 

Quien soy

Soy yo quien dice que soy,

o soy el que sin rumbo voy

en mi caminar incierto

o paseo con acierto

por la escena de un lamento

con la tristeza de un cuento

buscando la rosa azul

¿seguro que no eres tú?

Termino mi pareado

por haber sido invitado.

 

¿Quién soy? me hago esa pregunta todos los días,

No sé qué hago aquí, ¿por qué estoy aquí

En este planeta llamado tierra?

Nada me debe y nada le debo.

No nací para llorar y lloro sin cesar.

No nací para amar y no puedo dejar de amar.

No nací para abrazar y abrazo la vida todos los días.

Con sus pros y sus contras sigo viva.

Sigo amando, llorando y viviendo

Sin querer estar aquí!

 

Una pregunta que me lleva a meditar...

¿Quién soy? Una guerrera de la vida

vencedera de mil batallas sin pensar

aquella que aprendió que no hay medida

para enfrentar las pruebas y así luchar

con coraje pero nunca darme por vencida.

 

¿Quién soy me pregunto?

No sé quién seré

la vida es la fe

no hay fe en el asunto.

 

Soy el mar con su bravura

soy el viento acariciador

soy el pistilo de una flor

que regala su ternura.

 

Aceptaré el desafío,

al que “lacarmen” retó

con guante arrojadizo,

con astucia e intención,

pues ahora que lo pienso

no encontré la solución

a una pregunta tan simple:

¿quién demonios soy yo?

Pienso, y por más que lo pienso

respuesta no obtengo, ¡oh Dios!.

Me han invadido las dudas.

Tiembla el juicio y la razón,

por más que trato buscarla

no tengo respuesta. ¡No!

¿Será fruto de la amnesia, o,

del no querer decir yo?

ser cautivo de mi Carmén,

ser su fiel siervo, ¡Oh Dios!

Ni yo mismo lo sé, quizás

¿amante de la belleza?

quizás, ¿santo en corazón?.

Cuerpo, refugio de mi alma,

la guarida de mi voz.

De niño…¡un gran estúpido!,

siempre jugué a ser mayor

y ahora que en el me veo,

regresar es mi obsesión,

un deseo incontrolado,

aunque sé, va a ser que no.

¡cómo ves, un inocente!

a pesar de ser mayor,

un amante apasionado

de la vida y del amor.

¡Éste, éste sin duda alguna,

te aseguro, voy a ser yo!

 

¿Quién soy, quiénes somos?

La pregunta del millón

Y veo cómo responden

todos con reflexión

Y si ustedes no se oponen

Les diré quién soy yo

Soy tan solo una poeta

Romántica de corazón

Que busca crear belleza

Con la mejor intención

Sembrando con cada letra

Las semillas del amor.

 

Quién soy? soy una crossdresser enamorado de la vida,

del amor, de mi familia.

¿Quién soy? soy una señora que siente, vibra, ama y se entrega al amor, por amor.

¿Quien soy? ahora sé que me amo y me entiendo y me comunico conmigo misma.

Y veo dentro de mí y me gusta lo que veo, ahora soy feliz.

La vida me ha traído contentamiento y me abraza la felicidad de vivir.

Ahora sé quien soy porque dentro de mi alma hay paz.

Ahora puedo vivir amando sin culpa y sin pecado.

El amor es la puerta a la felicidad

y amar como sé amar me ha devuelto todo lo que había perdido.

Amar, abrazar y perdonar es perdonarte a ti misma,

y abrazar es abrazar la vida, la paz y la felicidad!

 

 

 

 

Autor

Antonio Carlos Izaguerri 

sábado, 15 de enero de 2022

VERANO, OTOÑO, INVIERNO.

Soledad que viene y va,

que vestida de verdad,

templa el alterado ego,

bucea en el interior,

navega en mares inciertos,

y en su solitario encierro,

vive sintiendo al compás,

de lo que bulle por dentro.

 

Se queda solo el momento,

queda en soledad la idea,

y en una sutil pirueta,

en un atrevido intento,

pugna siempre por salir,

de su solitario encierro,

en el juego de la vida,

solos se quedan por dentro.

 

Verdad, idea y sentimiento,

angustia, temor y miedo,

en una inhóspita celda,

solos sufren en silencio,

reos de la soledad,

que ensancha los pensamientos,

en su reducido encierro,

que ve mucho más allá.

 

Siempre vuelve en su disfraz,

en nuevos trajes envuelto,

vestido de soledad,

cruza la línea del tiempo,

para encontrar la verdad,

que pretendiendo alcanzar,

se diluye en cada intento,

como en la sombra la luz.

 

Como nieve en un alud,

crece la sabiduría sin retos,

y asomándose al talud,

de su solitario encierro,

en el fondo ve lo auténtico,

la buscada plenitud,

verdades que son la luz,

entre las sombras surgiendo.

 

Verano, otoño e invierno,

ayer, hoy y lo por venir,

lo que se fue ya no vuelve,

más disfrazado y sutil,

con diferente ropaje,

retorna el helado invierno,

en el fondo transparente,

pero el rostro enjuto y serio,

inhóspito, solo, siniestro.

 

La soledad vive arriba,

debajo vive yace el infierno,

y el amor entre los dos,

conservando sus secretos.

 

 

 

 

 

Autor

Antonio Carlos Izaguerri 

AVATARES Y ENVESTIDAS.

El Sol se oculta tras la Luna de plata,

y caminan más lentas las ideas,

y acuden más deprisa las nostalgias,

se van bordando de oro las estrellas,

y salen ya las sombras, antes dormidas,

tras las luces de las tardes que se acaban.

Y en ese devenir de luz y sombras,

se va forjando el cuerpo, se templa el alma.

 

Sueña el niño con la vida y el viejo vive sin sueños,

el amanecer palpita, para los dos sin saberlo,

mientras la vida camina paralela entre los dos,

dando a cada cual el sueño de la vida que soñó.

La aurora al niño vigila, junto al viejo que la abraza,

y la noche a ambos enlaza el sueño que se forjó.

La aurora acuna a ambos cuerpos sin dudar,

y el amor, ronda los lechos por igual.

 

Cabalga, siempre cabalga, el alazán de la vida,

y en su montura, a horcajadas con sus dudas,

el ser vacila en su lomo, como la veleta gira,

al capricho de los vientos que la obligan,

al albur de los vaivenes que da la cabalgadura.

Y como un funambulista vacilando en el alambre,

caminan, siempre caminan, la glotonería y el hambre,

unos con sus llenas tripas, otros vacíos y hambrientos

 

Perdida en las nebulosas de la frágil existencia,

vive anclada la conciencia esperando comprender,

mientras el amor comienza, en su sueño a despertar,

es la vida al caminar la que vuelve a renacer,

buscando a otras viejas vidas o a las nuevas por nacer.

El tiempo anuncia el camino en su eterno acontecer,

y son más ciertas las dudas y más clara la experiencia,

más profunda es la cordura, la locura es más ligera.

 

En los hombros va pesando con el paso de los días,

soportando entre los ojos avatares y embestidas,

como arietes empujando las puertas que la limitan,

y como pájaros locos deambulan entre las vidas,

sin mirar, que en los rastrojos se van quedando,

los restos y las partículas de la esencia de los años.

La voz, pausada o altiva, se eleva sobre los cerros,

para abrazar lo que venga o despedir lo que irrita.

 

El viento no tiene acento, ni color ni lengua alguna,

tanto azota como roza y a veces, hasta acaricia.

 

 

 

 

 

Autor

Antonio Carlos Izaguerri 

SABE MÁS LA HUMILDE FLOR.

No sabe de rencores el gorrión,

ni sabe de mentiras la paloma,

no sabe de dobleces la razón,

ni el corazón ignora lo que adora.

Es más sabio quien no sabe,

pero busca la verdad entre las sombras,

no sabe de premuras la mazmorra,

que cerca el corazón con las cadenas.

 

Errores son la fuente del saber,

que aprendes con el fallo cometido,

y bebes del fracaso sin saber,

pues es el libro abierto donde leer,

razones para dar con lo aprendido.

Y así, fracaso tras fracaso en el camino,

va moldeándose el barro sin saberlo,

un fallo es un cincel, no es un martillo.

 

Ama sin corazón la vida el verso,

y quiere sin querer la tierra el árbol,

no hace falta materia ni sostén,

para dar sin razones lo que somos,

cada verso es un impulso o un latido,

que mira alrededor y que aun si ver,

observa cada muesca del camino,

cada intención de lo que vive y lo vivido.

 

Reflejo del espejo de los días,

ausente o distraído queda el ojo,

que mira sin mirar lo que suspira,

y ve lo que a de ver, cuando no mira.

Sentencias quiere el juez que aun sin ver,

su mazo así perdona o ajusticia,

la vista no resuelve lo que hacer,

la razón es la que mira y justifica.

 

No sabe de letanías el ruiseñor,

pero su trino alcanza su objetivo,

la rosa no es consciente de su olor,

pero abduce a quien huele con su aroma.

Desplegando sus alas cuál paloma,

sus bellas hojas despiertan los sentidos,

con su color pinta el lienzo de la aurora.

Sabe más de la tierra la humilde flor.

 

 

 

 

 

Autor

Antonio Carlos Izaguerri 

miércoles, 8 de diciembre de 2021

SI SÓLO ES LA VESTOMENTA.

No hay amor más grande,

que el del que ampara al más débil,

ojos que miran sin súplica,

siendo solo aprobación,

lo que pide su alma noble.

 

Y en la digna indignación,

la realidad mira cerca,

con los ojos que se velan,

ante la indigna apariencia.

Sentados en el sillón,

piensan el intenso frío,

el caminar en la ausencia,

en los placeres vencidos.

 

Se diluyen en la esencia,

en el valor se marchitan,

si por debajo se iguala,

cuando se hace tabla rasa,

entre el mejor y el peor,

así, viste la desdicha,

con las ropas de neón,

y el nervio tan solo prima,

para vestirse mejor.

 

No cabe en si la tristeza,

cuando en la dura vorágine,

donde es el ego el que reina,

nada se mira por dentro,

todo se ve desde fuera,

y así, mirando el ombligo,

a la esencia se desdeña,

la tristeza, también cuenta.

 

No cabe entrega más grande,

de quien entrega el pensar,

mirándose desde dentro,

pensándose desde fuera,

no cabe en sí mismo el verbo,

si solo la vestimenta,

pone precio a la existencia,

si es lo que se ve, la esencia.

 

Se difuminan las formas,

cuando acude el intelecto,

ignorando la apariencia,

profundizando en los modos,

viviendo lo que se sienta,

sin que se ría la audiencia,

pero, prima el espectáculo,

por encima de la ciencia.

 

Amor se escribe sin hache,

pero es del Hombre y la Hembra.

De todo lo que transcienda,

de todo ser, de la Tierra.

 

 

 

 

Autor

Antonio Carlos Izaguerri 

ERES MI LINDA FLOR.

Tú mujer; eres mi linda flor,

de mi humilde casita,

la que adorna mi hermoso jardín.

Qué bonito es despertar cada mañana junto a ti,

y cuando regreso de mi trabajo,

 cómo me pongo de contento,

porque eres la que me recibe en casa feliz,

 llena de amor,

y eso es genial entre usted y yo,

porque nuestro amor día a día

es una bendición de Dios.

 

Eres la flor más linda

y hermosa Rosa

en mi jardín estas y estarás.

Floreciendo y dado ese aroma

de querencias interminables.

 

Eres mujer helena ¡tan bella!

Del sugestivo atractivo permanente

Prefijo del aire eterno, luz de doncella,

Celestinos ojos con brillo inocente.

Iris del refulgente calor de la centella

Ocultabas tu dudosa alma aparente

En un corazón bermellón que destella

Esa maligna y oscura veta transparente,

Marisma de riesgo, resbaladiza la huella.

Susurros y suspenso del Areópago en dilema Medrosos los jueces de Friné,

la de Praxíteles,

...Que apenas fue salva del pérfido anatema:

¿Mala y bella? ¡Belleza perdona a sus fieles!

 

Mujer: palabra dulce de encanto y ternura,

de amor y de entrega, también de dulzura.

Soberbia se pone cuando ella se enfada,

pero a todos protege con manos de hadas.

Puede ser obrera, maestra, doctora,

envuelve su obra con la miel de abeja,

si es madre no tiene descanso, y

nunca se queja,

lleva en sus labios una gran sonrisa,

la mujer es linda, por fuera y por dentro,

sea joven o añeja.

 

Eres la linda flor de mi jardín,

Y llegaste un otoño

Retoño de engendrado mi rama. ya partida

Unida a quien puso la semilla de tu fecundación

Te añoro y extraño tu sonrisa, mi Ángel

 

Tú eres mi linda flor

Que adorna mi casita,

Que en mi jardín habita

Y lo llena de amor;

Despierto con su olor

En mi tibia camita

Y mi pecho palpita

Al mirar su candor;

Al terminar el día,

Regreso cansado,

Ella es esa armonía,

Ese aliento sagrado,

Esa viva alegría

De vivir a tu lado…

 

Eres mi flor linda,

la que vive junto a mí,

la que riego con mis caricias

cuando la tarde empieza a salir,

para que cada pétalo se mantenga vivo

y puedas por las noches darme calor,

Eres mi flor linda,

la mujer que vive en mí,

en mis recuerdos de la mañana

y en los días de soledad

cuando la lluvia cae a cantaros

y no te tengo aquí

para que alivies con tus caricias y palabras

el estado de mi jardín,

como la rosa que más se preocupa,

la que más sabe de mi sentir.

 

Cómo refinado jazmín, brota,

desde tu blanca piel,

el perfume exquisito, que,

inunda en placer mis marinas,

provocándome tomar de ti

cada pétalo, que despierte en mí

ese desbordado placer de poseerte.

 

Eres mi flor linda

Que resplandece con

La luna llena

Tu aroma es suave e Infinita...

Tu tallo grueso

Se resguarda con espinas

Y cuando cae el rocío

Tu belleza se intensifica.

 

Juré participar todas las veces

que me invitan a escribir algún poema

que haré no importa si el que pide

que yo escribiera sobre un tema

que se llame o no se llame porque sí.

En este caso el poema de este nombre

me parece un poco extraño para mí,

no puedo llamar a este muchacho

que sea mi flor linda alguna vez.

Con todo, voy a escribirlo y no me importa,

aunque cueste entender esta poesía

que hablar quiere pedir a alguna chica

que sea linda y buena como flor

perfumada y agradable como todas

las chicas que visitan su jardín.

Qué tal si en lugar de pensar

sobre una mina, me inspiro

tomando sin sentido

de solo pensar que me gustás

aunque seas buen mozo

y bien fornido

en lugar de ser linda perfumada.

Y así quedará en la eternidad.

 

Has hecho florecer mi corazón,

eres la simiente de mi pequeña flor,

corazones que florecen entre los paramos.

Eres mi linda flor que brota entre las nieves,

flores que prenden entre los corazones que arden,

nieves que se derriten con la pasión del amor,

flores entre las nieves que resplandecen,

amor que mana de mi pequeña flor .

Amor imparable entre flores.

 

 

 

 

Autor

Antonio Carlos Izaguerri