lunes, 13 de septiembre de 2021

LA FUERZA DEL DESEO.

La hambruna amputa la idea,

y recupera el instinto,

para llenar el vacío,

de las mentes y los cuerpos,

y no hay un mayor deseo,

que vivir a cualquier precio,

sobreviviendo a la nada,

retando a los elementos.

 

Huera se queda la voz,

que se resume por dentro,

como un fallido altavoz,

que en silencio queda yerto,

a borbotones la sangre,

quiere salirse del pecho,

y el suspiro queda ausente,

reprimido en sus adentros.

 

Los ojos como luciérnagas,

ven que la vida se aleja,

la esperanza en las pupilas,

por el hambre estremecida,

aún así se ve el reflejo,

de la ansiedad que titila,

la mirada huye y se esconde,

mira en derredor con miedo.

 

El aire se torna espeso,

huele al sudor de los huesos,

a las carnes agrietadas,

a la piel, como de cuero,

y el viento en contra frenando,

acelerando el aliento.

Hay un temblor invisible,

de temor vivo y siniestro.

 

Los pies de plomo se han vuelto,

sobre los hombros el peso,

mitad tragedia y deseo,

el horizonte se aleja,

de los pasos descompuestos,

y una fuerza, como un torno,

remueve los sentimientos,

siente un gigante resuelto.

 

El aire se torna espeso,

huele al sudor de los huesos,

a las carnes agrietadas,

a la piel, como de cuero,

y el viento en contra frenando,

acelerando el aliento.

Hay un temblor invisible,

de temor vivo y siniestro.

 

Hay confianza en sus ojos,

incertidumbre en los gestos,

y una esperanza se gesta,

por la fuerza del deseo.

 

 

 

 

Autor

Antonio Carlos Izaguerri 

SIN NUBLAR A LO QUE BRILLA.

Creer que el tiempo no pasa,

creer que el cuerpo es eterno,

creer que el alma no enferma,

y pensar, que el mundo es nuestro.

Así, pensando y creyendo,

la vida parece un cuento.

 

Clamé al cielo y no se oyó,

ni un suspiro ni un eco,

en el éter se perdió,

la voz airada pidiendo,

que frene este desamor,

que la vida está pudriendo.

 

Cree el aprendiz que es maestro,

y el infeliz que es un sabio,

el retoño que es más grande,

que el tamaño de su cuerpo,

quien piensa que no es agravio,

detraer vida y derechos.

 

Saber que el tiempo es finito,

que caduca la materia,

que se queda en el olvido,

muchas veces la miseria,

que no siempre lo que digo,

es coherente o atiende a reglas.

 

Canta el sueño de los tiempos,

bebe el néctar de su esencia,

llena su saber de ciencia,

sin creer que se es el dueño,

de lo que crece y se engendra,

del respeto y la conciencia.

 

Pensar los pasos perdidos,

que no devuelve la tierra,

para aprender del sonido,

de su aventura andariega.

Creer que nada fenece,

que solo muta y transforma.

 

El tiempo sopló cantando,

tenue sonar de bonanza,

que adivina la esperanza,

que en lontananza está presa,

con manos y pies atados.

Libertad clama gritando.

 

 

 

 

Autor

Antonio Carlos Izaguerri 

LA LIBERTAD CLAMA GRITANDO.

Creer que el tiempo no pasa,

creer que el cuerpo es eterno,

creer que el alma no enferma,

y pensar, que el mundo es nuestro.

Así, pensando y creyendo,

la vida parece un cuento.

 

Clamé al cielo y no se oyó,

ni un suspiro ni un eco,

en el éter se perdió,

la voz airada pidiendo,

que frene este desamor,

que la vida está pudriendo.

 

Cree el aprendiz que es maestro,

y el infeliz que es un sabio,

el retoño que es más grande,

que el tamaño de su cuerpo,

quien piensa que no es agravio,

detraer vida y derechos.

 

Saber que el tiempo es finito,

que caduca la materia,

que se queda en el olvido,

muchas veces la miseria,

que no siempre lo que digo,

es coherente o atiende a reglas.

 

Canta el sueño de los tiempos,

bebe el néctar de su esencia,

llena su saber de ciencia,

sin creer que se es el dueño,

de lo que crece y se engendra,

del respeto y la conciencia.

 

Pensar los pasos perdidos,

que no devuelve la tierra,

para aprender del sonido,

de su aventura andariega.

Creer que nada fenece,

que solo muta y transforma.

 

El tiempo sopló cantando,

tenue sonar de bonanza,

que adivina la esperanza,

que en lontananza está presa,

con manos y pies atados.

Libertad clama gritando.

 

 

 

 

Autor

Antonio Carlos Izaguerri 

EL AMOR NUNCA ESTÁ SÓLO.

Bebe el amor del vacío,

liba el deseo de lo lleno,

de posesión son los besos,

que se nutren del anhelo,

y de olores son los lazos,

que unen y que seducen,

de los entregados cuerpos,

de efluvios, que como ríos,

fuentes son de puro nervio.

 

Sola quedó la cordura,

anclada en la sinrazón,

enquistada en la mentira,

cercada por el horror,

la locura la absorbió,

por el rencor engullida,

y el respeto la salvó,

junto a la sabiduría.

 

Bebe el necio de otro necio,

liba el ladrón de lo ajeno,

de lo falso el embustero,

y de su ego el traicionero,

se nutre de odio el injusto,

y el sabio, de lo sincero,

así, pisa el poderoso,

la nuca del más auténtico.

 

Qué sola quedó la pena,

que solitario el hambriento,

que aislado quedo el momento,

en que la dicha era el centro.

La avaricia rompe el cerco,

que impone el sobrio respeto,

y se van quedando solos,

amores y sentimientos.

 

Rumores ente las hojas,

del libro que explica el tiempo,

y que, a veces, se deshoja,

seco de anunciar lo viejo.

Corrientes que arrastran mundos,

dentro de otros mundos nuevos,

a flor de piel los engaños,

en la sangre los secretos.

 

Qué sola quedó la aurora,

que solitarios los besos,

si de puntillas pasaron,

como emigrados vencejos,

qué sola queda la rosa,

arrancada con desprecio,

que solo el amor sucumbe,

si no es leal y auténtico.

 

La vida, a la vida ama,

porque ese es su privilegio,

y no hay huracán alguno,

que frene su nacimiento.

El amor es como el agua,

baña de vida otros cuerpos,

y nunca se queda solo,

si se lleva muy adentro.

 

 

 

 

Autor

Antonio Carlos Izaguerri 

ENESE TREN SE VA MI AMOR.

Una extraña sensación

recorre todo mi cuerpo

al alejarme de ti

cuando dejamos de vernos.

 

Siento ganas de llorar

 con impotencia de hacerlo

quisiera volver atrás

y ese abrazo no perderlo.

 

El tren que se va alejando

me deja la soledad

tan pronto me siento solo

ya te comienzo a extrañar.

 

Sólo me queda pensarte

volver a la realidad

amar desde la distancia

sin olvidarte jamás.

 

Estas noches en la isla

vivimos con ilusión

a la luz de las estrellas

nuestro amor con gran pasión.

 

 

 

 

Autor

Antonio Carlos Izaguerri 

martes, 31 de agosto de 2021

SOMBRA Y CUERPO.

La sombra viaja conmigo,

a donde quiera que voy,

pero no sufre, ni llora,

y no me hace reír,

pegada a mí se desliza,

de espaldas y de perfil,

siempre se mueve conmigo,

sin un gesto, ni un desliz.

 

Tierra mía que sustenta,

a mi sombra y a mi cuerpo,

acógeme entre tus brazos,

que quiero ser el terruño,

de tu vientre de respeto.

Sombra, que no me das sombra,

sígueme, que yo te quiero,

y el día que me abandones,

seré un soplo de los tiempos.

 

La sombra viaja conmigo,

como la sangre y el cuerpo,

al mismo ritmo camina,

que se mueve mi esqueleto,

y tozuda y persistente,

se pega a mí con esmero.

Negra sombra, que no arropa,

que ni abraza ni da besos.

 

Me acompaña cuando amo,

cuando río y cuando bostezo,

es la sombra de mis días,

de enérgicos movimientos,

que se queda agazapada,

cuando duermo, por respeto.

De grises a negros torna,

de diminuta a enorme,

si la luz cambia sus efectos.

 

La sombra viaja conmigo,

que siga por mucho tiempo,

persiguiendo los andares,

o a los sones de un bolero,

danza en todo los terrenos,

si brilla el Sol o un lucero,

baila el rock and roll o el tango,

según le ordene mi cuerpo.

 

Sombra, que vives conmigo,

sin pedir a cambio, ni esto,

ni un mal grito, ni un mal gesto,

a mis órdenes, callada,

siempre enlutada, en silencio.

Que vivas por muchos años,

que lo propio, hará mi cuerpo.

 

 

 

 

Autor

Antonio Carlos Izaguerri 

MENTE Y CORAZÓN SE MIRAN.

El rostro vuelto a la senda,

los ojos al frente miran,

la mente abierta al sendero,

el corazón, que lo sienta,

y la mirada sincera,

a lo lejos y de cerca.

Sentimientos que se agolpan,

de puro sentir auténticos,

y el perfume de la tierra,

acompañando al viajero.

 

Semblante de finos rasgos,

piel dorada que enajena,

marfil que guarda la entrada,

rojo bermellón los labios,

como faros son los ojos,

de sedas abanicados,

la frente limpia y serena,

de finas sendas bordada,

y dos sinceras pupilas,

que observan y lo ven todo.

 

Mira atento el ruiseñor,

lo que acontece y abarca,

precisa, su vista alcanza,

lo más grande y lo menor,

y a pesar de ser pequeño,

ve al más mínimo insecto.

Otea, el halcón desde el aire,

a la más pequeña presa,

su experta mirada otea,

la pradera más extensa.

 

Hay quien mirando no ve,

hay quien observa y no mira,

hay quien tan solo se mira,

y lo que ve no analiza,

y no alcanza a comprender.

Se refleja en las pupilas,

en la mente se concentra,

y el corazón vibra y tiembla,

ante quien mira y si ve,

comprendiendo lo que mira.

 

Retratos en el amor,

de pasadas andaduras,

de antiguas voces cautivas,

de improntas que se quedaron,

en el recuerdo prendidas.

Miradas que se recuerdan,

con extraña nitidez,

y ojos que nunca se olvidan,

grabados hasta en la piel,

esculpidos con cincel.

 

Mente y corazón se miran,

tal vez, como dos extraños,

a veces, siguen caminos,

cada uno por su lado,

y en encrucijadas se unen,

para llegar a la cima,

donde el amor es más sabio.

El rebelde corazón,

no sigue los mismos pasos,

que la absoluta razón.

 

 

 

 

Autor

Antonio Carlos Izaguerri 

AMOR Y VERSO SE ALÍAN.

El corazón se retuerce,

cuando la pena es muy honda,

y es sentida cada nota,

que en cada latido brota,

sentir firme la condena,

del dolor que vive y crece,

y que en la sombra fenece,

cuando la vida se llena.

 

Sentir el viento en el rostro,

sentir la brisa en los ojos,

despiertan y se reavivan,

las palabras en los labios,

bebiendo del verso avivan,

el corazón y los órganos,

y fluyen como las lágrimas,

de pura emoción y gozo.

 

La ira, golpea el pecho,

la pasión, sacude el ánimo,

y agrandando el corazón,

el coraje salta dentro,

como un gorrión enjaulado.

La pena, vence al latido,

triste latir de desánimo,

conmoviendo a la razón.

 

Corazón que se detiene,

con admiración al verlo,

y los sentidos despiertan,

y se altera el sentimiento,

siente que el tiempo se para.

Siente, que es brisa ya el viento,

y el magnífico momento,

llena de belleza el día.

 

Temblores del corazón,

cuando es cautivo y se libra,

de los cepos que le embridan,

la verdad y la libertad,

así, deshacen las bridas,

que someten la razón.

No existe mayor valor,

que quien arriesga su vida,

para salvar otras vidas.

 

El verso, está en un rincón,

esperando la partida,

y es el amor quien da vida,

al verso que despertó.

La sangre, es el corredor,

por donde el verso transita,

de la mano del amor,

canción que une a los dos.

 

 

 

 

Autor

Antonio Carlos Izaguerri 

LA VERDAD AL MISMO RITMO.

Fatídicas emociones,

que herrumbran el contenido,

que alteran las sensaciones,

que conmueven corazones,

sensibles a la emoción,

que los gestos sin sentido,

agrietan el corazón,

patentes, flacos de olvido.

 

Sueña el Sol con ser conciencia,

y la Luna con ser verbo,

y la sombra se imagina,

que es la piel que cubre el cuerpo.

Sueña el amor, que es aliento,

sueña ser, la paz el sueño,

pero, el sueño, al despertar,

vio al desnudo carne y huesos.

 

Quiere el humano remedios,

para paliar la amargura,

para que cese la hambruna,

para que vuelvan las aguas,

a los cauces de su cuna,

a la mar que los engulle.

Que no sea la mar la tumba,

de tanta vida que se hunde.

 

Nefastas voces se alzan,

como alaridos de odio,

despreciando a quien no tiene,

dando riqueza a los propios,

como truenos son sus gritos,

malos augurios sus voces,

cortantes como cuchillos,

que no respetan las razas,

que no sean, de su colorido.

 

El ser, madura en el vientre,

que germina como el trigo,

no importa el color que tenga,

tampoco su aspecto físico,

ni si es gordezuelo o fino,

ni si es su color ambarino,

la belleza está en su esencia,

de pura vida, sin mitos.

 

Amores se van marchando,

como marcha el peregrino,

buscando su propio yo,

descubriendo sus instintos,

saber lo que vive dentro,

saber, lo que fue y que vino,

saber, lo que se quedó,

entre los sueños prendido.

Amor, que encuentra el camino.

 

Nefastas son las mentiras,

fatídicos son los gritos,

y es la verdad la que suena,

con el auténtico ritmo.

 

 

 

 

Autor

Antonio Carlos Izaguerri 

VERDAD QUE NUNCA CADUCA.

Entre ríos de mentiras,

nada sola la verdad,

agotada y aterida,

de su eterno bracear.

La verdad, siempre entre líneas,

entre el follaje escondida,

en los márgenes perdida,

en el corazón henchida,

latiendo al mismo compás,

de la sangre que la aviva.

 

Terrenos que cultivar,

secos, áridos, marchitos,

agrietados y agostados,

y profundamente heridos,

por desidia y vanidad.

Verdades, que son fronteras,

que entre las grietas se quedan,

en mentiras camufladas,

entre gestos y diatribas,

entre algodones y espinas.

 

Amor, de sabor dulzón,

amor, que se agria escondido,

amor, que en el estribillo,

se repite sin cesar.

Amor, de pleno derecho,

amor latente en el pecho,

amor puro o irreal.

Amor, de frágiles notas,

amor, que vive de sobras,

amor sediento y carnal,

amor, que al tiempo derrota.

 

Verdades como cuchillos,

que sanean y esterilizan,

Verdad, que no tiene prisa,

para llegar al final,

Verdades como colinas,

de altura y forma real,

verdad, que quiere ser niña,

verdades sin madurar.

Verdades que se reavivan,

y verdades siempre vivas,

verdades de pedernal.

 

Saber, que el tiempo es finito,

en las pieles y en las carnes,

que andar conforma el camino,

que conduce hasta el final,

pensar, que amar es el hilo,

que urdiendo es el existir,

sabiendo sobrevivir,

en blandas hojas y espinos,

que el amor es el destino,

que cada paso es vital.

 

La verdad, es el machete,

que entre falacias ocultas,

va desbrozando la senda,

que a las patrañas cercena,

que a las malas hierbas siega,

que abre en la farsa un boquete,

que abre la mente en canal.

La verdad, siempre aparece,

entre infinitas patrañas,

que sin parar la amenazan.

 

El amor, es la argamasa,

que con la verdad se alía,

que en la selva de la vida,

todo lo enlaza y lo liga.

El amor, es el cemento,

que une cada elemento,

hermosea cada causa,

construyendo un sentimiento,

de ternura y de verdad,

amor, que nunca caduca.

 

 

 

 

Autor

Antonio Carlos Izaguerri 

CORAZÓN QUE AMA Y QUE DUDA.

Corazón que te alimentas,

de impulsos y sensaciones,

de latidos inconexos,

de deseos e ilusiones.

De latidos te mantienes,

como erráticos vaivenes,

pulsos que alcanzan la frente,

en tu arrítmica corriente.

 

La duda danza sinuosa,

la duda, crece o fenece,

y en su inestable compás,

vacila o da claridad,

como una pluma que baila,

al capricho de los aires,

donde el sabio nace y bebe,

donde el saber, vive y crece.

 

Donde late un corazón,

hay una furtiva mente,

que derrapa, que previene,

que cae convulsa o que crece,

que en cada latido duda,

que en cada pulsión se embebe,

del sentimiento que nace,

del pensamiento que ocupa.

 

Amor, que duda y vacila,

amor, que grita o susurra,

amor, que inmerso en la duda,

es caminante sin ruta,

amor, que dudando afirma,

efímero amor, que deambula,

y que pasa de puntillas,

como un ladrón que se fuga.

 

Duda, que hiere o que cura,

dudando, el humano aprende,

y en la duda se detiene,

quien piensa, razona y siente.

La duda es el devenir,

que en el secreto transita,

que en lo recóndito busca,

que duda de su existir.

 

La existencia, es el dudar,

el asombro al despertar,

en las dudas al crecer,

el gran dilema al nacer,

la sospecha, que al dudar,

algo, mucho más allá,

esconde la realidad,

de lo que los ojos ven.

 

Amor, dudoso y vital,

amor de efluvios y esencias,

amor, que no tiene ciencia,

Amor, de múltiples letras,

amor etéreo y brutal,

amor, mordiente y carnal.

El odio, no tiene dudas,

se ejerce sin vacilar.

 

 

 

 

Autor

Antonio Carlos Izaguerri 

LA VERDAD DE MI AMOR POR TI.

Siempre he querido decirte en todos

los tonos que eres el amor de mi vida

aunque sea tan difícil para ti entenderlo

la verdad abre paso a sentirme

otra vez con el corazón destruido.

 

He tenido muchas oportunidades

para salir de  esta soledad que ahora

persigue mi alma y mi corazón

sin embargo han pasado los años

y aún sigo esperando

que puedas mirarme tan solo una vez.

 

y sencillamente .

yo te amo....

a pesar de todo,

a pesar de tu indiferencia,

a pesar de tu desamor,

a pesar de tus intrigas ,

a pesar de tu propio sufrimiento....

 

Siempre he querido decirte

no al oído si no a viva voz,

este sentimiento que no puede

salir porque tú me impides hacerlo....

 

Ahora me dices que te vas

quiero entender las razones

 de esta decisión

pero antes quiero que sepas

que me están matando en vida...

 

Quiero decirte por siempre

entre tú y yo...

siempre seremos el uno para el otro

aunque tengas que irte para siempre

siempre te voy a amar...

...no existirá desde ahora

ninguna razón aparente

para que te saque de mi vida ...

 

Te amo y es lo único que importa...

 

 

 

 

Autor

Antonio Carlos Izaguerri