Supe al fin
que tu mirar estaba en mis pupilas
tus palabras emanaban de mi boca
tus suspiros salían de lo más profundo de mi corazón.
entonces le pregunté al cielo
¿es posible convivir con la esperanza?
Su respuesta me sacude desde entonces
cada vez que te pienso... cada vez que te tengo.
Te llevo conmigo como un ángel
te llevo en mi sonrisa, en mis alegrías y mis desconsuelos;
habitas en mis sombras
despiertas en mi ser una loca sensación de vida;
Mas luego despierto al mundo vacío
y entiendo que todo es solo el encanto
de la extraña fuerza que nos da el amor;
ese sentimiento que grande y hermoso
hace tanto daño a quien lo venera
con tanta vehemencia, para su perdón.
tus palabras emanaban de mi boca
tus suspiros salían de lo más profundo de mi corazón.
entonces le pregunté al cielo
¿es posible convivir con la esperanza?
Su respuesta me sacude desde entonces
cada vez que te pienso... cada vez que te tengo.
Te llevo conmigo como un ángel
te llevo en mi sonrisa, en mis alegrías y mis desconsuelos;
habitas en mis sombras
despiertas en mi ser una loca sensación de vida;
Mas luego despierto al mundo vacío
y entiendo que todo es solo el encanto
de la extraña fuerza que nos da el amor;
ese sentimiento que grande y hermoso
hace tanto daño a quien lo venera
con tanta vehemencia, para su perdón.
Autor
Antonio Carlos Izaguerri