Todo es relativo hasta el amor…
Me miraba en tus ojos,
y era todo lo que quería ver,
destellos de luz en tu mirada,
me rodeaban tus brazos y eras
todo mi mundo...
Nos reíamos por tonterías...
y así me di cuenta que contigo era feliz,
tu risa y mi risa eran como campanitas,
con un sonido angelical, era Dios,
que bendecía nuestro amor.
Nuestros encuentros...
Dios se reía con nosotros,
...Nos llegó a llamar par de locos,
así nos bautizó par “de locos”
Me encantaba llegar puntal a la cita,
al principio te hablaba con miedo,
con temor de no saber qué contestar,
Llegue a pellizcarme para poder creer
que hablaba contigo, contigo a quien
en mis fantasías deseaba,
buscaba en tus poema algo para mí,
y pensar que después fuiste todo mío,
todo de mí, cada noche,
cada día, de cada hora, de cada minuto.
Como quieres qué no te ame,
si me hierve la sangre cada vez
que estoy junto a ti, de pasión,
es una tortura querer quedarme contigo
abrazada a ti, sin sexo,
sólo abrazados al amor de los dos,
en tus brazos y en los míos,
en tus ojos y en mis ojos,
en tu boca y en mi boca,
ser tu aliento, ser tu vida, ser de ti...
Toda de ti, de nadie más,
ni con el pensamiento.
Anhelos de quedarme en tu piel,
en tu carne, en tus miedos de niño,
en tus locuras de hombre enamorado,
en tus fantasías conmigo, contigo,
en tus años que te faltan por vivir,
me veo contigo, me sueño contigo,
me abrazo a ti cada noche
me quedo en tu pecho,
soñando un cielo nuevo para ti y para mí,
lo hablaré con Dios para ver si hay un cielo,
para estos “dos locos” bautizados de sueños,
llenos de anhelos por vivir los dos juntos.
¡Te Amo, Amor!
Autor
Antonio Carlos Izaguerri.